Harvard Medical School
Pregunta. He desarrollado una dificultad intermitente para tragar. A veces, siento como si algo se atascara al tragar, y otras veces, como si los músculos de mi garganta no funcionaran correctamente. ¿Cuál puede ser la causa?
Respuesta. La dificultad persistente o recurrente para tragar (denominada disfagia) puede deberse a diversos motivos. Una vez encontrada la causa, el problema suele ser reversible.
La disfagia es un problema más urgente si está perdiendo peso o si tose o se atraganta después de comer. Si es así, debe informar a su médico lo antes posible.
A veces, la dificultad para tragar puede ser un efecto secundario de los medicamentos. Varios medicamentos -como la metoclopramida (Reglan), utilizada para tratar ciertas afecciones digestivas, y algunos fármacos prescritos para tratar síntomas psiquiátricos- pueden interferir en la coordinación de los músculos de la boca y la garganta.
Muchos medicamentos también provocan sequedad bucal, lo que puede contribuir a la dificultad para tragar.
La disfagia también puede producirse cuando se inflama el esófago, lo que se conoce como esofagitis. La esofagitis suele ser consecuencia del reflujo ácido.
Otras causas menos frecuentes de inflamación son los fármacos, como el antibiótico doxiciclina (Vibramycin) y el alendronato (Fosamax) para la osteoporosis, o una infección.
Las enfermedades que afectan al funcionamiento de los músculos o los nervios también pueden causar problemas para tragar. Algunos ejemplos son el derrame cerebral, la enfermedad de Parkinson y otras enfermedades neurológicas. A veces, una sensación de nudo en la garganta puede interferir con la deglución.
Esto puede ser un síntoma de un problema médico, como un agrandamiento de la tiroides, inflamación de los ganglios linfáticos, o irritación de la garganta debido al reflujo ácido. También puede deberse a la ansiedad.
Debe programar una visita con su médico para considerar estas posibilidades. Entre las pruebas que el médico puede recomendarle se incluyen las siguientes
Un estudio de deglución por vídeo. Esta prueba utiliza una técnica de rayos X llamada fluoroscopia para grabar en vídeo su deglución mientras consume muestras de alimentos o bebidas que contienen un material que aparece en una radiografía.
Esofagogastroduodenoscopia (EGD). El médico pasa una cámara por un tubo flexible y estrecho a través de su garganta. Esto permite al médico ver el esófago, el estómago y el duodeno (la primera parte del intestino delgado).
Deglución de bario. Para esta prueba radiográfica, se traga un líquido que aparece en las radiografías, de modo que el médico puede ver su movimiento a través del esófago.
Laringoscopia. El médico examina la laringe (el órgano que contiene las cuerdas vocales) con una cámara acoplada a un tubo flexible y estrecho que se introduce por la nariz o la boca.
