En muchos casos, los motivos de estas advertencias están claros. Pero a veces las advertencias plantean más preguntas de las que responden.
Recientemente, cuando fui al gimnasio, estas advertencias en la bicicleta estática y en la cinta de correr eran difíciles de pasar por alto, con una fuente de color rojo brillante:
- Sométase a un examen médico antes de iniciar cualquier programa de ejercicios.
- El ejercicio excesivo puede provocar lesiones graves o la muerte.
- Si se siente débil, mareado o tiene dolor, deje de hacer ejercicio inmediatamente.
¿Qué querían decir exactamente los redactores de la advertencia con “cualquier programa de ejercicios”? ¿En qué consiste el exceso de ejercicio? ¿Tener dolor en algún sitio significa que hay que dejar de hacer ejercicio?
Por último, me pregunto: ¿pueden estas advertencias causar una preocupación innecesaria que en realidad disuada a la gente de hacer ejercicio?
¿Es seguro empezar a hacer ejercicio sin consultar al médico?
Para la mayoría de nosotros no es necesaria la aprobación de un médico. La mayoría de las personas pueden empezar con seguridad un programa de ejercicio de baja intensidad e ir aumentando lentamente el esfuerzo con el tiempo.
Elija actividades que le permitan mantener una conversación, como por ejemplo:
- utilizar pesas ligeras que le resulten fáciles de levantar
- caminar a un ritmo tranquilo
- montar en bicicleta a un ritmo tranquilo (menos de 8 km/h)
- estiramientos y ejercicios de equilibrio
- tareas domésticas ligeras o trabajos de jardinería.
Si empiezas con un nivel de forma física bajo, ve aumentando poco a poco el entrenamiento.
Por ejemplo, si empiezas caminando 10 minutos al día, añade un minuto cada semana o cada dos semanas. Cuando camine 20 minutos al día, intente aumentar un poco el ritmo.
¿Quién debe tener cuidado al hacer ejercicio?
Por supuesto, el ejercicio es más arriesgado si padece ciertas afecciones de salud.
Tiene sentido pedir a un profesional sanitario que le haga recomendaciones sobre el ejercicio si le preocupa su salud o padece alguna de estas afecciones:
- Enfermedad arterial coronaria, incluidos síntomas de angina de pecho o un infarto de miocardio previo. Un ejercicio demasiado intenso en poco tiempo podría estresar el corazón y desencadenar un infarto o un ritmo cardíaco peligroso.
Los ejercicios de menor intensidad (como paseos cortos a un ritmo cómodo) pueden ser preferibles, al menos hasta que esté claro que puede tolerar más.
- Asma inducida por el ejercicio. Su médico puede recomendarle un tratamiento inhalado para abrir las vías respiratorias de los pulmones justo antes o durante el ejercicio.
- Enfermedad muscular, como una miopatía metabólica. Es posible que su médico le desaconseje realizar determinados ejercicios, como sprints o carreras de larga distancia.
- Dolor de espalda. Los ejercicios de bajo impacto, como el ciclismo o la natación, pueden ser una mejor opción para las personas con dolor de espalda que las opciones de mayor impacto, como el footing o el baloncesto.
Si el ejercicio es tan bueno, ¿por qué las advertencias?
Repasemos las posibles razones de ciertas advertencias:
- Someterse a un reconocimiento médico antes de iniciar un programa de ejercicio podría descubrir una afección que hace que el ejercicio sea arriesgado. El mejor ejemplo es probablemente la enfermedad arterial coronaria, que podría desencadenar un ataque al corazón durante el ejercicio intenso.
Afortunadamente, los problemas cardiacos repentinos durante el ejercicio son relativamente raros (aunque se pueda pensar lo contrario basándose en la televisión y las películas, incluido un episodio del reinicio de Sexo en Nueva York).
- El exceso de ejercicio no es un término médico bien definido. Pero es cierto que hacer ejercicio de repente a alta intensidad cuando no estás acostumbrado puede ser peligroso.
- Dejar de hacer ejercicio si te sientes débil o mareado presumiblemente se refiere a preocupaciones por deshidratación grave u otras causas de presión arterial baja.
- Las advertencias sobre el dolor pueden referirse al dolor torácico, que podría ser un signo de problemas cardíacos. O podría ser una advertencia sobre un tipo de daño muscular grave llamado rabdomiólisis (que puede complicar el ejercicio prolongado o intenso).
Por supuesto, también es posible que estas advertencias tengan poco que ver con su salud y mucho que ver con los abogados. Es decir, es posible que los fabricantes de equipos esperen que estas advertencias eviten demandas de personas que sufren un problema médico mientras utilizan sus equipos.
¿Son útiles estas advertencias?
Probablemente no.
Todas las advertencias, alertas y precauciones de nuestra vida cotidiana pueden convertirse en ruido de fondo. A pesar de las letras rojas y los caracteres en negrita, este tipo de advertencias se pasan por alto con facilidad.
Tampoco aportan gran cosa. Creo que la mayoría de las personas que experimentan mareos o dolores importantes durante una sesión de ejercicio dejan de hacer lo que están haciendo incluso sin leer la etiqueta de advertencia.
Y las afecciones médicas graves que surgen durante el ejercicio son bastante raras, por lo que el impacto de advertir a todo el mundo sobre ellas es probablemente pequeño.
Lo esencial
No se alarme demasiado por las alertas que aparecen en los aparatos de ejercicio. Es cierto que es mejor no dejarse caer pesas sobre el pie ni hacer ejercicios demasiado duros o prolongados.
Si le preocupan los riesgos del ejercicio o le han recomendado que tenga especial cuidado, es razonable que hable de ello con su médico.
Pero esa conversación no es necesaria para la mayoría de las personas, incluidas las que padecen enfermedades crónicas bien controladas, como hipertensión, diabetes o enfermedad coronaria.
De hecho, el ejercicio regular ayuda a tratar muchas enfermedades.
El ejercicio es una de las cosas más importantes que puede hacer para mejorar su salud. Y la inactividad suele ser un riesgo mucho mayor que el ejercicio.
Así que, si ve advertencias en los aparatos del gimnasio en su próximo entrenamiento, tenga esto en cuenta: hay cosas mucho más arriesgadas de las que preocuparse. Como el café caliente.
