Al comenzar la radioterapia -conocida por provocar fatiga y otros efectos secundarios molestos-, 43 mujeres fueron elegidas al azar para completar un programa de ejercicio en casa de 12 semanas; las otras 46 no participaron en el programa.
Las pacientes del grupo de ejercicio realizaron una o dos sesiones semanales de entrenamiento de fuerza, junto con un total de 30 a 40 minutos de ejercicio aeróbico, como caminar a paso ligero o montar en bicicleta.
Los investigadores utilizaron cuestionarios para evaluar los niveles de fatiga de las mujeres y otras medidas de calidad de vida en cuatro intervalos: seis y doce semanas después del inicio del estudio, así como seis meses y un año después de finalizar la radioterapia.
Las mujeres del grupo de ejercicio informaron de una fatiga significativamente menor que sus compañeras mientras recibían radioterapia.
Ambos grupos informaron de una mejora del bienestar emocional y físico a los seis meses y al año de finalizar la radioterapia, pero sólo las del grupo de ejercicio experimentaron esas mejoras a las seis semanas de comenzar el estudio.