Sin embargo, hay un punto en el que los beneficios disminuyen, como ilustra un nuevo estudio sobre la citología vaginal. Y a muchos de nosotros nos vendría bien conocer mejor los límites de las pruebas de cribado y saber cómo deciden los expertos cuándo hay que interrumpirlas.
Conozca los límites de las pruebas de cribado
Incluso la mejor prueba de cribado tiene sus limitaciones. Puede no detectar la enfermedad que se pretende detectar (resultados falsos negativos). O puede dar resultados anormales cuando no hay enfermedad (falsos positivos).
Igualmente importante es el hecho de que, a medida que las personas envejecen, la esperanza de vida disminuye y los beneficios del cribado tienden a reducirse.
Muchas enfermedades detectadas mediante cribados rutinarios, como el cáncer de próstata o el cáncer de cuello uterino, suelen tardar en causar problemas.
Es más probable que una persona de 80 años muera de otra enfermedad mortal antes de que el cáncer de cuello de útero o de próstata afecte a su salud. Además, algunas enfermedades, como el cáncer de cuello de útero, son menos frecuentes a medida que avanza la edad.
En consecuencia, muchas pruebas de cribado no se recomiendan para siempre: en algún momento de su vida, su médico puede decirle que ya no necesita repetir una prueba de cribado, incluso una a la que por fin se acostumbró a hacerse.
Sepa cuándo suelen terminar las pruebas de cribado
Las directrices de los expertos para muchas pruebas de cribado comunes incluyen una “edad final” en la que las personas pueden razonablemente dejar de someterse a la prueba. Por ejemplo:
– citología vaginal: 65 años
– mamografía: 75 años
– colonoscopia: 75 años
– TAC torácico (recomendado para personas con un historial de tabaquismo importante): 80 años.
Por supuesto, hay excepciones. Por ejemplo, si en una colonoscopia se detectan anomalías en una persona de 72 años por lo demás sana, puede recomendarse repetir la prueba después de los 75 años.
Muchas mujeres se someten a citologías vaginales después de que las directrices sugieran dejar de hacérselas.
La citología vaginal sirve para detectar el cáncer de cuello uterino. En 1996, las nuevas directrices recomendaban que las mujeres que se sometían a citologías a intervalos adecuados antes de los 65 años podían dejar de hacerlo sin problemas.
Sin embargo, muchas mujeres siguen sometiéndose a este cribado después de cumplir 65 años, según un estudio reciente publicado en JAMA Internal Medicine que analizó los datos de entre 15 y 16 millones de mujeres al año entre 1999 y 2019.
Su edad promedio era de 76 años, la mayoría (82%) eran blancas y todas estaban inscritas en Medicare.
Según el estudio:
– En 1999, casi tres millones de mujeres mayores de 65 años (casi el 19% de la población del estudio) se hicieron citologías. En 2019, la cifra había descendido a 1,3 millones (8,5%), una reducción de más de la mitad.
– Entre las mujeres mayores de 80 años, alrededor del 3% se hicieron citologías.
– En 2019, el coste estimado relacionado con las citologías en estas mujeres mayores fue de 83,5 millones de dólares.
Posiblemente, algunas mujeres en este estudio tenían buenas razones para seguir haciéndose pruebas de Papanicolaou. Tal vez no fueron examinadas adecuadamente cuando eran más jóvenes. Tal vez tuvieran anomalías previas en la citología.
Tal vez sus médicos les recomendaron que siguieran haciéndose citologías a pesar de su avanzada edad. No lo sabemos, porque este estudio no recogió esa información. Aún así, es bastante probable que muchas (o incluso la mayoría) de estas citologías representen un exceso de cribado: pruebas rutinarias con pocas posibilidades de beneficio.
¿Por qué es importante el cribado excesivo?
Un cribado excesivo puede causar
– Molestias que pueden ser tolerables cuando se espera un beneficio, pero menos aceptables cuando la prueba es innecesaria.
– Ansiedad mientras se esperan los resultados de la prueba.
– Resultados falsos positivos que conducen a pruebas adicionales y tratamientos innecesarios
– Complicaciones de las pruebas, como infección o hemorragia tras una citología, o perforación o hemorragia tras una colonoscopia. (Afortunadamente, las complicaciones son poco frecuentes).
– Costes innecesarios, como las citas médicas y los honorarios de laboratorio, la pérdida de tiempo y el hecho de apartar a los profesionales sanitarios de una atención más valiosa.
Conclusión
Las pruebas de cribado se suelen realizar a personas sin síntomas, signos o una alta sospecha de enfermedad. En muchos casos, se busca una afección que probablemente no exista.
Para la mayoría de las pruebas de cribado, disponemos de directrices elaboradas por expertos y respaldadas por datos que sugieren cuándo iniciar -y cuándo interrumpir- el cribado.
Pero las directrices son sólo recomendaciones generales, y las preferencias individuales son importantes.
Si renunciar a una prueba de cribado le provoca una ansiedad excesiva, o si someterse a una prueba le proporciona una gran tranquilidad, puede ser razonable someterse a una prueba incluso después de la edad final recomendada.
Asegúrese de conocer los posibles inconvenientes, como pruebas adicionales y complicaciones.
Por tanto, no dude nunca en preguntar a su médico cuándo le toca hacerse las próximas pruebas de cribado, pero no olvide preguntar también si ya no merece la pena hacérselas.
