Pero estoy a punto de dejarlo porque simplemente no puedo perder suficiente peso para que valga la pena hacer ejercicio. ¿Hay otra razón por la que debo seguir?
RESPUESTA: Sí lo hay. No deje de hacer ejercicio, incluso si no puede bajar a un peso saludable.
¿Por qué? Porque el ejercicio regular brinda enormes beneficios para la salud, incluso si no puede bajar a un peso saludable. 
Un análisis exhaustivo reciente de los beneficios para la salud del ejercicio regular publicado el 22 de octubre de 2021 en la revista iScience deja este punto alto y claro.
El ejercicio regular lo hace estar físicamente en forma, y estar en forma reduce el riesgo de enfermedades cardíacas, derrames cerebrales, diabetes, enfermedad de Alzheimer y muerte prematura, incluso si no puede bajar a un peso saludable.
Estos son los números, recopilados de muchos estudios que siguieron a miles de personas durante muchas décadas, incluidos varios estudios realizados aquí en la Facultad de Medicina de Harvard.
Si tiene sobrepeso y no está en forma, su riesgo de muerte prematura es el doble del riesgo de alguien que tiene la misma edad y sexo, y también tiene sobrepeso, pero se mantiene en forma.
Lo mismo es cierto si su peso está en el rango saludable: estar en forma reduce su riesgo.
Y si en lugar de su riesgo de muerte prematura estuviéramos hablando de su riesgo de sufrir un ataque al corazón, un derrame cerebral, diabetes o la enfermedad de Alzheimer, el mismo punto general sería cierto: 
El ejercicio regular reducirá su riesgo, incluso si no puede alcanzar un peso saludable.
Una de las razones por las que las personas con sobrepeso corren el riesgo de tener mala salud es que es más probable que tengan ciertos factores de riesgo para varias enfermedades importantes, por ejemplo, presión arterial alta, colesterol alto, niveles altos de azúcar en la sangre.
El ejercicio regular mejora todos estos factores de riesgo, incluso si no puede lograr un peso saludable.
Cuando hablo con mis pacientes sobre las cosas que pueden hacer para aumentar sus posibilidades de tener una vida larga, a veces responden diciendo algo como:
“¿Por qué querría vivir más? Simplemente prolongaría los años de mi decrepitud”.
Ese es un error común: de hecho, las mismas prácticas que prolongan la vida de una persona también reducen el riesgo de decrepitud.
En 2021, Hester Ford de Charlotte, NC, la persona más anciana de los Estados Unidos, falleció a la edad de 116 años.
Atribuyó su longevidad a caminar varias millas todos los días, incluso después de los 100 años. Vivió una vida larga y se mantuvo vital hasta el final, porque siguió caminando.
