Los investigadores siguieron a más de 3000 adultos mayores sin demencia (que tenían cataratas o glaucoma) durante unos 24 años.
Durante el período de estudio, el riesgo de desarrollar demencia fue un 29 % menor en las personas que se sometieron a extracción de cataratas, en comparación con las personas a las que no se les extirparon las cataratas.
El riesgo de demencia no cambió entre las personas que se sometieron o no a una cirugía de glaucoma (que no restaura la visión).
El estudio fue observacional y no demostró de manera concluyente que la extracción de cataratas protege la cognición.
Sin embargo, los investigadores señalan que algunas pruebas muestran que los sentidos deteriorados (como la mala visión) contribuyen al aislamiento social y a la reducción de la estimulación cerebral, que son factores de riesgo para desarrollar demencia.
Los científicos también especulan que la discapacidad visual puede impedir que las personas hagan ejercicio, y la inactividad es otro factor de riesgo para la demencia.