Aunque gran parte de este daño solar se produjo en el pasado, ahora puedes tomar medidas para revertirlo en parte.
“Adoptar una rutina diaria de cuidado de la piel es la mejor forma de tratar los problemas cutáneos existentes, mantener una piel sana y protegerse de daños futuros”, dice el Dr. Waldman.
No es necesario seguir un proceso elaborado. Hazlo sencillo y céntrate en tres pasos: lavar, hidratar y aplicar protección solar. Y hazlo todos los días.
Paso 1: Lavado
Lávate la cara y el cuello dos veces al día: al levantarte y antes de acostarte. (Puedes hacerlo una vez al día si tu piel tiende a ser seca, y preferiblemente por la noche para dormir con la piel limpia).
“Evita el jabón común”, dice el Dr. Waldman. “Despoja a la piel de su capa externa y dificulta la retención de humedad, lo que puede provocar sequedad cutánea”.
En su lugar, elige un producto de venta libre etiquetado como limpiador suave para pieles sensibles. Evita los productos que contengan sulfatos o estén etiquetados como “espumosos”, ya que pueden resecar.
Tampoco utilice exfoliantes faciales con partículas pequeñas, que pueden irritar la piel.
Aplica una cantidad de limpiador del tamaño de un guisante sobre el rostro y el cuello húmedos durante unos 20 segundos, o el tiempo que se tarda en cantar dos veces el “Cumpleaños feliz”, y aclara con agua tibia.
“Si no tienes la piel grasa, lavarte sólo con agua tibia también puede funcionar“, dice el Dr. Waldman.
Póngale una A a su piel, y tal vez una B
Otra forma de ayudar a restaurar la piel envejecida es usar una loción o crema que contenga un retinoide, un compuesto derivado de la vitamina A.
Los retinoides aumentan el colágeno (la proteína más abundante en el cuerpo) y ayudan a fortalecer la piel y devolverle su elasticidad. “Su aplicación regular puede mejorar el aspecto de las arrugas, las manchas solares y la textura general de la piel“, afirma la dermatóloga Dra. Abigail Waldman, del Brigham and Women’s Hospital.
Elige cremas o lociones antienvejecimiento de venta libre cuyo principio activo sea el retinol, o pide a tu médico que te recete un retinoide más potente. Tómatelo con calma, ya que estos productos pueden irritar la piel si se usan en exceso.
Al principio, el Dr. Waldman sugiere un tratamiento cada tres días. Aplícate una cantidad del tamaño de un guisante por todo el rostro antes de acostarte. Los retinoides sensibilizan la piel a la luz, así que no los utilices durante el día.
“Vigila cómo reacciona tu piel y busca rojeces, descamaciones importantes o irritación”, dice el Dr. Waldman. “A medida que tu piel adquiera tolerancia, aumenta las aplicaciones a todas las noches”.
La nicotinamida oral, una forma de vitamina B3, tiene efectos protectores contra el daño ultravioleta causado por la exposición al sol.
Las investigaciones han demostrado que puede reducir los riesgos de carcinoma de células basales y carcinoma de células escamosas -los dos tipos de cáncer de piel más frecuentes- en personas vulnerables al cáncer de piel.
Hable con su médico o dermatólogo para saber si es usted candidato.
Paso 2: Hidratar
Después de lavarte la piel, mientras aún esté húmeda, aplícate una loción o crema hidratante. (Las personas con piel grasa pueden saltarse este paso.)
“La hidratación recrea la barrera externa de la piel para evitar que la humedad se escape y para impedir que penetren sustancias extrañas“, dice el Dr. Waldman. Utiliza una cucharada para todo el rostro y otra para el cuello, y masajea hasta que se absorba por completo.
Elige una loción o crema que contenga menos de 10 ingredientes o que esté indicada para pieles sensibles.
“Menos ingredientes significa menos productos químicos o aditivos, especialmente fragancias que podrían irritar la piel”, dice el Dr. Waldman.
Entre los ingredientes clave que hay que buscar están el ácido hialurónico, la niacinamida, el ácido glicólico y el escualeno, que ayudan a mantener la piel hidratada. La vitamina C y el ácido azelaico pueden ayudar a aclarar las manchas oscuras.
Paso 3: Aplicar protector solar
Por último, aplícate protector solar en la cara, especialmente debajo de los ojos, así como en todo el cuello y las orejas.
“La protección solar no sólo protege contra el cáncer de piel y los efectos envejecedores de la exposición al sol, sino que también ayuda a prevenir las manchas marrones y a evitar que las existentes empeoren”, dice el Dr. Waldman.
Utiliza un protector solar con un FPS (factor de protección solar) de 30 como mínimo. Evita los protectores solares en spray, que contienen alcohol que puede quemar.
Para mayor eficacia, también funciona bien una combinación de producto hidratante y protector solar.
“El mejor protector solar es el que te gusta llevar, así que experimenta hasta encontrar uno que tenga un olor y una textura agradables y que sea fácil de aplicar“, dice el Dr. Waldman.
Cuando estés al aire libre durante un periodo prolongado, asegúrate de volver a aplicarte el protector solar cada dos horas.