En ella participaron 2.163 personas, de entre 50 y 80 años, que fueron interrogadas en línea o por teléfono en julio de 2022.
Los participantes respondieron a 13 preguntas que medían comportamientos y pensamientos adictivos relacionados con alimentos altamente procesados como dulces, aperitivos salados, bebidas azucaradas y comida rápida.
Estos indicadores de adicción incluyen antojos intensos, incapacidad para reducir el consumo y signos de abstinencia.
Para cumplir la definición de adicción a los alimentos altamente procesados, los participantes tenían que declarar haber experimentado al menos dos de los 11 síntomas, así como angustia o problemas significativos relacionados con la alimentación, al menos dos veces por semana.
Alrededor del 13% de los encuestados declararon síntomas de adicción.
Pero las mujeres eran más propensas que los hombres (18% frente a 8%) a declarar estos síntomas, especialmente las mujeres de entre 50 y 64 años (22%).
La proporción era aún mayor en las mujeres que afirmaban tener sobrepeso o una salud física o mental regular o mala.
Los alimentos muy procesados liberan una oleada de dopamina en el sistema de recompensa del cerebro, lo que puede llevar a la adicción; de hecho, los encuestados declararon comer alimentos muy procesados no sólo porque tenían hambre, sino por placer.
Estos resultados son preocupantes porque las dietas que contienen una cantidad significativa de alimentos altamente procesados contribuyen a la diabetes, las enfermedades cardiacas e incluso ciertos tipos de cáncer.