Harvard Medical School
La musicoterapia no sólo calma el alma: puede ayudar a las personas con diversos problemas de salud a sentirse y funcionar mejor.
Unas suaves notas de ukelele pueden transportarnos inmediatamente a un lugar de calma. Este misterioso efecto es uno de los motivos por los que Lorrie Kubicek, musicoterapeuta titulada, ayuda a muchos pacientes a tocar este sencillo instrumento cuando se les diagnostica un cáncer u otro problema de salud grave, transformando una situación tensa en otra constructiva.
«En lugar de decir: ‘Tengo que ir al hospital a que me den la quimio’, los pacientes empiezan a decir: ‘Tengo que ir al hospital a que me den una clase de ukelele’», explica Kubicek, codirectora del Programa de Terapias Integradas Katherine A. Gallagher del Centro Oncológico Mass General, afiliado a Harvard.
Pero la musicoterapia es mucho más que una agradable diversión, ya que ejemplifica cómo el arte y la ciencia de la medicina pueden trabajar en tándem.
Con raíces ancestrales -el carácter chino para medicina incluye el carácter para música-, este enfoque también ayudó a rehabilitar la mente, el cuerpo y el espíritu de los veteranos de la Segunda Guerra Mundial.
La musicoterapia, que se caracteriza por intervenciones musicales personalizadas como cantar, componer canciones, tocar un instrumento, escuchar música o moverse al ritmo de la música, toca la fibra sensible en muchos campos de la medicina.
Cada vez hay más pruebas de que ayuda a las personas a controlar mejor los síntomas de las enfermedades y los efectos secundarios de los tratamientos, ya que reduce el estrés, calma el dolor, favorece el sueño y aumenta la concentración.
«La música te conecta con una parte de ti mismo que está bien, y eso es cierto independientemente de la población de pacientes con la que trabajemos», afirma Kubicek. «La música permanece, independientemente de los retos a los que se enfrente una persona».
Enfoque personalizado
La musicoterapia no es lo mismo que la medicina musical, en la que los pacientes simplemente se ponen auriculares y escuchan su música favorita para relajarse o distraerse mientras reciben tratamiento médico. Tampoco requiere ningún tipo de formación o experiencia musical para participar o beneficiarse.
La terapia comienza con una evaluación individual con un musicoterapeuta para explorar cómo se relaciona cada persona con la música y qué problemas puede tener.
«Combinamos esta información con intervenciones basadas en pruebas para ayudar a los pacientes a sentir, afrontar o curarse lo antes posible», dice Kubicek. «Averiguamos cómo la música puede ayudarles a avanzar hacia sus objetivos de una forma que les prepare para el éxito».
Sobre la base de décadas de investigación, estudios recientes indican que este tipo de intervención puede proporcionar un alivio importante al reducir la ansiedad durante el tratamiento médico, según una revisión de 2021 publicada en Psychiatry Research.
«Lo vemos continuamente», afirma. «Debido a la conexión de la música con el sistema límbico en el cerebro, puede ayudarte a acceder a la respuesta de relajación y calmar tu sistema nervioso, ralentizando tu respiración. Te ayuda a apartar la mente de aquello en lo que está atascada o preocupada y te ayuda a aterrizar en el momento en el que estás».
Las personas con enfermedad de Alzheimer fueron el foco de una revisión de investigación publicada en línea en marzo de 2023 por Alzheimer’s Research and Therapy, que sugirió que la musicoterapia mejoraba la memoria, la atención y la orientación en estos pacientes. Y para las personas con enfermedades psiquiátricas como la depresión, afirma Kubicek, la musicoterapia puede «devolver la energía y la alegría en un momento muy oscuro de la vida de las personas.
También es realmente hermoso ver cómo la música puede conectar a personas de diferentes edades y etapas, capacidades cognitivas y culturas.»
Ampliar los beneficios
Independientemente del diagnóstico, la musicoterapia puede dar en el clavo siempre que se sienta una conexión con la música. «No hace falta ser músico. Basta con que te guste la música y tengas algo que quieras desarrollar o cultivar», dice.
Tampoco tienes que esperar a que tu médico te ofrezca musicoterapia. Pídele -o a tu hospital o clínica local- que te remita a un programa. «Si tienes un diagnóstico concreto, siempre puedes preguntar a tu equipo sanitario», dice Kubicek. También puedes encontrar un musicoterapeuta cerca de ti a través de la Asociación Americana de Musicoterapia.
Para maximizar los beneficios de la terapia, encuentra un equilibrio entre asumir riesgos y permanecer en tu zona de confort, aconseja Kubicek. «Cuando exploramos la música, a menudo estamos probando algo nuevo por primera vez», dice.
«Encuentra esa ‘zona de estiramiento’, porque no conoces el efecto completo de lo que la música puede hacer por ti hasta que lo intentas».