Los investigadores evaluaron la actividad física declarada por más de 115.000 personas mayores de 65 años como parte de la Encuesta Nacional de Salud.
Compararon los datos de ejercicio con las muertes durante una media de casi ocho años.
Independientemente de la cantidad de ejercicio aeróbico que realizaran, los participantes que hacían entrenamiento de fuerza entre dos y seis veces por semana tenían menos probabilidades de morir por cualquier causa durante el periodo de estudio, en comparación con los que hacían menos entrenamiento de fuerza.
Las personas que realizaban al menos dos sesiones de entrenamiento de fuerza además de 2,5 horas de actividad aeróbica de moderada a vigorosa cada semana tenían un 30% menos de probabilidades de morir durante ese periodo.
El estudio fue observacional y no demostró de forma concluyente que el entrenamiento de fuerza o el ejercicio aeróbico aumentaran la esperanza de vida.
El entrenamiento de fuerza incluye actividades como levantar pesas, utilizar bandas de resistencia, hacer flexiones o abdominales, o cavar en el jardín.