Emparentada con hierbas como la camomila, el crisantemo, la lechuga, el girasol y la endivia, sus hojas –una vez procesadas- son 200 veces más dulces que el azúcar.
Esto significa que basta una mínima cantidad para obtener todo el dulzor de este ingrediente, pero sin sus calorías.
Esta planta, en su estado natural, es unas 20 veces más dulce que el azúcar y pronto el interés por ella creció para hacer concentrados llegando a los actuales.
Es una sustancia totalmente segura que cualquiera puede consumir sin riesgo alguno, incluidos niños y ancianos.
Como fue el caso de otros edulcorantes similares : –aspartame, acesulfame o sucralosa, por ejemplo-, la estevia ha sido sometida a un sinfín de pruebas y análisis para determinar su inocuidad y, tras haber cumplido con todos los estándares de calidad, hoy por hoy goza de la aprobación de organismos nacionales e internacionales como un producto seguro.
Así lo avalan la Organización Mundial de la Salud y la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura, lo mismo que la Administración de Alimentos y Medicamentos de Estados Unidos (FDA) y, en México, la Comisión Federal para la Protección contra Riesgos Sanitarios (COFEPRIS), la cual aprobó su uso y comercialización desde el año de 2008.
Tanto las hojas secas como el extracto de las mismas y los esteviósidos aislados se emplean en Japón actualmente como sustituto del ciclamato y la sacarina, ocupando un 40% del mercado de edulcorantes.
En distintas presentaciones se emplea también en otros lugares de Asia, en la zona del río de la Plata en Sudamérica y en Israel.
Por sus propiedades endulzantes, su inocuidad y sus beneficios naturales.
La estevia se convierte así en una alternativa dentro de la amplia gama de edulcorantes que actualmente existen en el mercado, ideal para conservar el sabor dulce de los alimentos, pero sin las calorías que aporta el azúcar.
El nombre en idioma guaraní se transcribe al castellano como “caajé”, mientras que en el actual idioma guaraní se escribe ka’a he’?, palabra compuesta por las palabras ka’a o caá (hierba) y he’? o jé (dulce).
Su consumo en los países en donde está autorizado tiene muchas vertientes:
*Como “antienvejecimiento” en cosmética
*Como edulcorante, en forma de “glicósido de Stevia” (blanco
puro), en presentaciones de polvo, líquido y en pequeños
comprimidos.
*Como “medicación natural antidiabética”, en forma de concentrado bruto, polvo pardo, en cápsulas para diabéticos tipo 2, por su efecto hipoglucemiante y regulador.
*Como medicación natural, en forma de fermentado natural, con efecto antioxidante destacado por creerse que es seis veces más antioxidante que el reputado té verde, y por su probada eficacia limpiadora del sistema circulatorio.