Pero este hábito te hace especialmente vulnerable a la suciedad y la mugre que pueden acumularse en el lecho ungueal, ya que al mordisquearte dejas las cutículas y la piel ásperas y creas pequeñas fisuras en la piel por las que pueden pasar los gérmenes.
Al llevarte las uñas a la boca, eres portador de gérmenes de diversas enfermedades que van desde el resfriado común a la infección por salmonela.
También puedes desarrollar una infección en la piel que rodea las uñas o bajo el propio lecho ungueal.
Hay que reconocer que no es fácil dejar de morderse las uñas, pero es importante hacerlo.
Intenta encontrar formas de ocupar la boca y las manos -por ejemplo, mascando chicle o bebiendo agua, o haciendo labores de aguja o dibujando- para tener menos tentaciones de mordisquearte las uñas.