Harvard Medical School
No puedes controlar el mundo exterior, pero puedes intentar controlar tus reacciones ante él. Una forma de hacerlo es con una técnica llamada reestructuración cognitiva. Ayuda a cambiar los pensamientos negativos y las reacciones estresantes ante la vida cotidiana. El proceso consta de cuatro pasos:
1. Detente. Pide conscientemente un tiempo muerto mental cuando los pensamientos indeseables se apoderen de ti.
Diciendo “Stop” puedes detener el ciclo de respuestas negativas.
2. Respira. Respira hondo varias veces para reducir la tensión física y alejarte del factor estresante antes de reaccionar.
3. Reflexiona. Hazte las siguientes preguntas:
¿Es cierto este pensamiento o creencia? ¿He llegado a una conclusión precipitada? ¿Qué pruebas tengo en realidad? ¿Hay otra forma de ver la situación? ¿Qué es lo peor que podría pasar? ¿Me ayuda pensar de esta manera?
4. Elige. Decide cómo afrontar la fuente de tu estrés. Por ejemplo, cuestiona los pensamientos distorsionados e irracionales y ajusta tu visión de la realidad. Recuerda que muchas de las cosas que nos preocupan nunca llegan a hacerse realidad.
Pregúntate: ¿De qué otra manera puedo pensar en esto? ¿Cómo puedo afrontarlo de forma positiva?
He aquí un ejemplo de cómo podría funcionar este enfoque. Si te encuentras en un atasco de camino a ver a un amigo y te sientes agitado, detente y observa los signos de estrés en tu cuerpo, como el cuello y los hombros tensos. Intenta relajarte y respira hondo varias veces.
Reflexiona: “Es sólo el tráfico. No merece la pena enfadarse”. Ahora, elige cómo afrontarlo. No des por sentado que tu amigo se enfadará. Dite a ti mismo: “Sólo llegaré unos minutos tarde. No pasa nada. Estoy haciendo lo mejor que puedo. Puedo manejar esto”.
