Harvard Medical School
La ciencia ha demostrado que un intestino sano puede provocar cambios beneficiosos en el cerebro y viceversa, a través de una conexión conocida como eje intestino-cerebro.
Un intestino sano requiere buenas cantidades de probióticos (bacterias beneficiosas), que crecen alimentándose de prebióticos, compuestos que se encuentran en la fibra vegetal.
Un nuevo estudio sugiere que los prebióticos desempeñan un papel en el eje intestino-cerebro más allá de ser una fuente de alimento y que su consumo podría ayudar a las personas a elegir alimentos más sanos.
Los investigadores reclutaron a 59 adultos con sobrepeso que seguían regularmente una dieta occidental (más alta en carne roja, grasas saturadas y alimentos procesados) y los asignaron aleatoriamente a tomar 30 gramos de inulina (un probiótico que se encuentra en cebollas, puerros, alcachofas y plátanos) o un suplemento placebo, todos los días durante dos semanas.
A continuación, se realizaron resonancias magnéticas cerebrales a los participantes mientras veían imágenes de diversos alimentos bajos, medios y altos en calorías e indicaban cuánto los deseaban en una escala del uno al diez.
Las resonancias midieron qué parte de la red de recompensa del cerebro se activaba cuando los participantes elegían.
Durante un segundo periodo de dos semanas, se repitió el proceso: todos tomaron el suplemento que no habían tomado antes y, a continuación, se sometieron a la sesión de IRM.
Los investigadores descubrieron que, después de tomar el suplemento prebiótico, las personas eran más propensas a elegir alimentos con un contenido calórico medio o bajo que alimentos con un alto contenido calórico, y sus resonancias magnéticas mostraban una menor activación de la red de recompensa de su cerebro cuando se les mostraban alimentos con un alto contenido calórico.
Los resultados se publicaron en línea el 4 de octubre de 2023 en la revista Gut.