A continuación, se realizó un seguimiento del grupo durante siete años para ver quién desarrollaba demencia.
Los que caminaban una media de 3.800 pasos diarios tenían un riesgo de demencia un 25% menor que los que daban menos pasos.
El beneficio aumentaba a medida que se incrementaban los pasos diarios y llegaba a un máximo de 9.800, sin que se apreciaran beneficios más allá de esta cifra.
La intensidad ofreció una protección adicional.
Las personas que daban entre 3.800 y 9.800 pasos, pero que daban una media de 40 o más pasos por minuto y unos 112 pasos durante los 30 minutos más activos del día, tenían un riesgo de demencia aún menor.
Aunque los resultados sólo muestran una asociación y no prueban que caminar más o más rápido prevenga la demencia, apoyan aún más la importancia del ejercicio diario para los adultos mayores y cómo caminar con regularidad puede tener beneficios de largo alcance para la salud.