Harvard Medical School
Pregunta. Ahora tomo nueve pastillas cada día. Mis médicos han ido añadiendo nuevos medicamentos a lo largo de los años, pero ni una sola vez me han sugerido dejar de tomar alguno de ellos. ¿Cómo puedo saber si realmente necesito todos estos medicamentos de forma indefinida?
Respuesta. Hoy en día tenemos la suerte de contar con muchos medicamentos excelentes para tratar mejor las enfermedades crónicas y evitar complicaciones graves.
Pero cuando una persona acude a varios especialistas o ha estado en el hospital (un momento en el que a menudo se ajustan las prescripciones), es frecuente acabar con uno o más medicamentos nuevos sin una indicación clara sobre cuánto tiempo hay que seguir tomándolos.
En general, no es probable que el médico que te atienda modifique tu tratamiento actual a menos que tengas síntomas que puedan estar relacionados con efectos secundarios. Si te encuentras bien, la tendencia del médico es no hacer ningún cambio.
Pero es posible que no haya mencionado que se siente con menos energía y lo atribuya a la edad, cuando podría estar relacionado con alguno de sus medicamentos. Aun así, aunque te sientas perfectamente, es bueno plantearse si menos es más.
He aquí mi sugerencia sobre cómo enfocar esta cuestión. En primer lugar, asegúrate de que entiendes la razón por la que tomas regularmente cada uno de los medicamentos que te han recetado.
Si no está completamente seguro, pida explicaciones al médico que se lo recetó.
Después, en la siguiente visita a su médico de cabecera, puede revisar sus medicamentos y discutir cómo podría reducir la dosis de forma segura o incluso hacer un periodo de prueba sin tomar uno o dos.
Además, es posible que no se dé cuenta de que está tomando dos medicamentos iguales, porque un comprimido puede ser genérico y el otro de marca, lo que aumenta la confusión.
Al menos una vez al año, lleva todas tus pastillas y frascos con sus etiquetas de prescripción a tu médico para asegurarte de que lo estás tomando bien. O no espere y llévelos antes a su farmacéutico.
Un ejemplo típico es tomar una aspirina infantil diaria, que uno de sus médicos puede haberle recomendado hace años para prevenir un infarto de miocardio o un derrame cerebal.
Pero las nuevas directrices sugieren que las personas sin enfermedades cardiovasculares tienen un riesgo de hemorragia con la aspirina diaria que supera cualquier beneficio en la prevención del infarto de miocardio o el derrame cerebral, y puede ser mejor dejar de tomarla.
Hoy en día, la mayoría de las personas mayores toman al menos un medicamento para una enfermedad crónica común, como la hipertensión, el colesterol alto o la diabetes de tipo 2. Si sus cifras de cualquiera de estas enfermedades son altas, es posible que tenga que dejar de tomar aspirina.
Si sus cifras para cualquiera de estas afecciones están dentro de los objetivos, tal vez pueda reducir su carga de medicación. Los cambios en el estilo de vida también pueden ayudar a reducir la necesidad de algunos fármacos.
Por ejemplo, adelgazar, mejorar la dieta o hacer más ejercicio podrían mantenerle cerca de sus cifras objetivo de tensión arterial, colesterol o azúcar en sangre con menos medicación.