Harvard Medical School
En muchos países asiáticos, la sentadilla profunda se aprende a una edad temprana: rodillas totalmente flexionadas, caderas flexionadas, talones hacia abajo, con las nalgas pegadas al suelo.
Esta postura se utiliza para comer, leer, socializar, relajarse y realizar algunas tareas domésticas. También es un signo de buena forma física, ya que requiere flexibilidad y movilidad en caderas, rodillas y tobillos, así como fuerza lumbar, para ponerse en cuclillas, mantenerse y levantarse.
A la mayoría de las personas les resulta difícil hacer sentadillas profundas al principio. Pero con la práctica, se puede disfrutar de los muchos beneficios de “bajar”.
- Colóquese al alcance de un estabilizador resistente a la altura de la cintura, como una mesa o el respaldo de una silla.
- Planta los pies separados a la altura de los hombros o ligeramente más abiertos, con los dedos apuntando ligeramente hacia fuera.
- Sujétate al soporte y baja lentamente el peso hasta que te encuentres en una posición sentada tradicional. Busque el equilibrio y, a continuación, agáchese todo lo que pueda sin dejar de sujetarse al soporte. Es posible que al principio los talones se despeguen del suelo, pero a medida que avances, procura mantener los pies planos.
- Intente mantener esta posición de 10 a 20 segundos y, a continuación, utilice el soporte, si es necesario, para ponerse de pie. Descanse un minuto y repita la operación dos o tres veces más, descansando entre medias.
A medida que progreses, intenta profundizar más en la sentadilla, mantener cada sentadilla más tiempo y, finalmente, evitar utilizar cualquier apoyo.