Es una cuestión obvia. Pero la mayoría de nosotros (alrededor del 80 por ciento de los estadounidenses) no hace del ejercicio un hábito regular. Y muchos dicen que es porque simplemente no les gusta.
Entonces, ¿cómo puedes dejar de ser un odioso y superar la aversión al ejercicio? Aquí tienes algunos consejos que te ayudarán a incorporar la actividad física a tu vida, ¡e incluso a aprender a que te guste!
Encuentra tu ritmo.
En lugar de forzarte a hacer algo que no te gusta, busca formas de hacer ejercicio que se ajusten a tu personalidad.
Si eres una persona sociable, haz algo que te atraiga socialmente: toma una clase de baile en grupo, únete a un equipo de deportes recreativos o crea un grupo para caminar con tus amigos.
Relacionarte con tus compañeros es una buena manera de mantener la motivación y evitar hacer ejercicio en solitario. Si eres más bien un lobo solitario, correr o nadar puede ser una opción más adecuada. Y si no eres una persona madrugadora, no es probable que te levantes al amanecer para asistir a una clase de entrenamiento.
Dale tiempo.
Puede llevar un tiempo que un nuevo comportamiento se convierta en un hábito, así que date tiempo para adquirir una rutina regular. Una forma de hacerlo es intentar ser activo a la misma hora todos los días.
El ejercicio puede convertirse en una adicción en el buen sentido. Una vez que se convierta en un hábito, notarás cuando no lo estés haciendo.
Incorpora la actividad.
Incorpora la actividad a tu horario y a tu estilo de vida para que no te parezca una obligación. Hay muchas maneras de incorporar el ejercicio a tu vida, y no significa que tengas que renunciar a otras cosas, como el tiempo con la familia y los amigos.
Si haces ejercicio en familia, todos os beneficiaréis. Y si no puedes imaginar la vida sin tu charla telefónica diaria con tu mejor amiga, aprovecha esa llamada para dar una vuelta a la manzana.
Diviértete.
Está bien que hagas actividad física cuando puedas. La Asociación Americana del Corazón recomienda un total de al menos 150 minutos de actividad moderada a la semana, pero si eso le parece abrumador, intente añadir dos o tres sesiones cortas de actividad la mayoría de los días de la semana.
Todo suma. Puedes hacer una rutina rápida de yoga al levantarte, dar un paseo rápido después de comer en el trabajo y, si te desplazas en transporte público, bajarte una parada antes y caminar el resto del camino a casa.
Sigue adelante.
Si pierdes un día o un entrenamiento, no te preocupes. Todo el mundo tiene problemas de vez en cuando. Sólo asegúrate de volver a hacerlo al día siguiente.
Y si lo que estás haciendo no te funciona, vuelve a consultar esta lista. Puede que tengas que probar una actividad diferente o un momento diferente del día. No te rindas.!!