Wednesday, September 11, 2024
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Lo importante no es lo que sucede, sino cómo reaccionamos

LO IMPORTANTE NO ES LO QUE SUCEDE, SINO CÓMO REACCIONAMOS

Eche mano de sus recursos psicológicos para enfrentar las  crisis personales.

*Difícil, pero muy posible, el camino hacia la recuperación.

  *No es sano ser indiferentes al dolor.

La pérdida del trabajo, la ruptura de una relación, la muerte  de un ser querido o una enfermedad grave son claros ejemplos de situaciones reales difíciles de enfrentar en la vida. Sin embargo, lo más importante no es lo que nos pasa, sino cómo reaccionamos ante ello para poder recuperarnos, nos dice los psicoterapeutas:

“La capacidad de recuperación  no es un rasgo de personalidad innato, ya que implica una serie de procesos que incluyen pensamientos, acciones y conductas, que pueden aprenderse y desarrollarse.”

Tener una buena capacidad de recuperación no significa no sentir nada o mostrarse indiferente, por el contrario, el dolor emocional es algo normal en personas que han vivido acontecimientos de este tipo. 

Y cuanto más traumático sea el acontecimiento, más se verán afectadas”.

El camino hacia la recuperación suele ser difícil y doloroso, pero posible.

“Por eso es muy importante que la persona esté conectada con lo que siente, lo reconozca y aprenda a manejarlo”.

Si la realidad dolorosa se evade o se niega, con el tiempo se generará un malestar mayor y más prolongado que incluso podría afectar al cuerpo, al manifestarse en las enfermedades conocidas como psicosomáticas.

“Todas las personas tenemos experiencias y vivencias significativas.”

De ellas es de donde se obtienen los factores que intervienen en la capacidad de recuperación, los cuales se conocen como recursos psicológicos”.

Recursos psicológicos para afrontar situaciones difíciles:

 

 

Tolerar y manejar emociones intensas explorando su significado personal.

Al reconocer que se vive un acontecimiento pasajero, le otorgamos un límite en el tiempo y creamos conciencia de que tendrá un fin, que el dolor no será permanente.

Aprender a estar solos sin sentir desolación.

Disfrutar de este tiempo sin experimentar vacío y tristeza, lo cual implica valorarse, conocerse, apreciar ciertos rasgos de la personalidad y aceptarnos sin menosprecio.

Cuando tenemos una experiencia traumática tendemos a creer que nos pasó porque valemos poco, lo cual, evidentemente es falso.

Cuando necesitamos apoyo de otras personas hay que solicitarlo sin abusar.

Sólo debemos buscar compañía y no convertirnos en cargas o lastres para los demás.

Aceptar e integrar las críticas sin un daño importante o permanente al sentido de la valía personal.

Se relaciona con la autoestima positiva.

Algunas ocasiones, las crisis incrementan nuestro sentido de autocrítica y percibimos el entorno y la situación de una manera burda y exagerada.

Ejercitar y predecir consecuencias, basándonos en nuestro juicio e  intuición.

No necesitamos un evento traumático para imaginar los escenarios en los que nos podríamos encontrar en situaciones inesperadas.

Entre mayor sea la gama de planeación de posibles respuestas, estaremos mejor preparados frente a una situación real.

Establecer límites apropiados entre uno y los demás.

No permitir que los demás invadan nuestra intimidad o convicciones personales como pretexto de la ayuda que nos brinden.

Somos los responsables de nuestros actos y sus consecuencias.

Si involucramos a más personas tenderemos a distribuir culpas y no resolveremos nuestra propia situación.

Evitar considerar a las crisis como problemas insuperables y aceptar que el proceso de cambio es parte de la vida.

Mantener el sentido del humor a pesar de las situaciones estresantes.

Desarrollar metas realistas que sean propias y actuar en consecuencia.

Si soñamos con objetivos inalcanzables, lo único que lograremos será mermar nuestra autoestima y anclarnos en pensamientos irracionales.

Buscar oportunidades de crecimiento personal.

Mantener una adecuada perspectiva y un punto de vista amplio para ser más realista, lo cual se logra mediante el cuidado de uno mismo, prestando atención a nuestras necesidades y sentimientos, practicando actividades que sean saludables, agradables y placenteras.

Oberservar los recursos  que utilizan otras personas para salir adelante de una crisis y poner en práctica los que se adecúen a nuestras necesidades.

Por ejemplo, algunas personas encuentran útil escribir lo que sucede.

La meditación y prácticas espirituales también pueden brindar tranquilidad.

Otros recursos de ayuda externos son grupos de ayuda, libros de superación personal y la psicoterapia.

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Dr. Benjamin Díaz Curiel

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