En el nuevo documento, publicado en Frontiers in Immunology, los investigadores británicos analizaron los hallazgos de 18 estudios publicados anteriormente, que involucraron a un total de 846 personas, sobre los efectos biológicos de la meditación, el yoga, los ejercicios de respiración, el Qi gong y el Tai Chi. Juntos, dicen los autores, los estudios muestran que estos ejercicios cuerpo-mente parecen suprimir la expresión de genes y vías genéticas que promueven la inflamación.
La inflamación puede reforzar temporalmente el sistema inmunológico y proteger contra las infecciones y las lesiones, escriben los autores en su artículo. Pero en la sociedad actual, en la que el estrés es principalmente psicológico, la respuesta inflamatoria del cuerpo puede volverse crónica y afectar tanto la salud física como la mental.
Los investigadores encontraron que las personas que practicaban estas actividades regularmente tenían menos signos de inflamación, incluida una disminución en la producción de proteínas inflamatorias. Esto indica “la inversión de la firma molecular de los efectos del estrés crónico”, escribieron, lo que puede traducirse en un menor riesgo de enfermedades y afecciones relacionadas con la inflamación.
El entorno y el estilo de vida pueden influir sobre qué genes se activan y desactivan, y eso puede tener efectos reales sobre el riesgo de enfermedad, la longevidad e incluso qué rasgos pasan a las generaciones futuras. Los eventos estresantes, por ejemplo, pueden activar la respuesta de lucha o huida y desencadenar una reacción en cadena de cambios relacionados con el estrés en el cuerpo, incluida la activación de genes específicos involucrados en la fabricación de proteínas que producen inflamación.
La autora principal Ivana Buric, estudiante de doctorado en el laboratorio Brain, Belief and Behavior Lab de la Universidad de Coventry en Inglaterra, dice que su equipo se sorprendió al ver que los diferentes tipos de técnicas mentales y corporales tenían efectos similares a nivel genético.