RESPUESTA:
Hemos tenido pruebas sólidas durante muchas décadas de que el ejercicio regular ofrece protección contra todas estas cosas.
¿Pero cómo? Esa ha sido la pregunta.
Es bastante fácil ver cómo la quema de calorías con ejercicio regular protege contra el aumento de peso.
Sin embargo, ha sido más difícil comprender cómo el ejercicio puede proteger contra la diabetes, los problemas cardiovasculares y las enfermedades cerebrales.
En 2012, la Harvard Health Letter informó sobre el descubrimiento en la Escuela de Medicina de Harvard de una hormona llamada irisina (pronunciado EYE-ris-in).
La hormona se descubrió en ratones, pero luego también se encontró en humanos. La irisina es producida durante el ejercicio por los músculos y posiblemente por otros órganos, incluido el cerebro.
Los experimentos demostraron que esta molécula convierte los glóbulos blancos (que almacenan grasa) en glóbulos marrones (que queman grasa) y también mejora la resistencia a la insulina.
Tales cambios reducen el peso corporal y protegen tanto contra la diabetes como contra las enfermedades cardíacas.
¿Podría la irisina explicar también los efectos beneficiosos del ejercicio en el cerebro?
Un informe de investigación de muchos miembros del mismo equipo de Harvard, publicado en línea el 20 de agosto de 2021 por la revista Nature Metabolism, concluye que sí.
Cuando se eliminó un gen esencial para la producción de irisina en ratones desde el nacimiento, los niveles sanguíneos de irisina eran muy bajos y las células cerebrales (neuronas) eran anormales.
En estos ratones, el ejercicio no mejoró la función cerebral, como lo hizo en los ratones con un gen intacto. Esto indicó que la irisina podría ser responsable de los efectos beneficiosos del ejercicio en el cerebro.
Para perseguir aún más esta posibilidad, los científicos utilizaron la terapia génica para introducir nuevas copias del gen sano en los ratones que tenían un gen desactivado. Esto llevó a los ratones a producir altos niveles de irisina cuando hacían ejercicio, y su rendimiento cognitivo mejoró.
Luego, los científicos aplicaron la terapia génica para aumentar los niveles de irisina en ratones que tenían una enfermedad como la enfermedad de Alzheimer.
El rendimiento cognitivo de los ratones mejoró, al igual que los cambios cerebrales característicos de la enfermedad de Alzheimer.
Los estudios identificaron una forma en que la irisina puede proteger contra la enfermedad similar al Alzheimer del cerebro del ratón: reduciendo la inflamación cerebral.
Las lecciones de los estudios con ratones no siempre resultan aplicables a los humanos.
Sin embargo, el hecho de que los seres humanos tengan la misma molécula de irisina que los ratones ofrece la esperanza de que algún día el descubrimiento de la irisina pueda resultar beneficioso para la salud humana.
En términos más generales, este estudio indica que los diferentes beneficios para la salud del ejercicio regular pueden ser causados, al menos en parte, por una o más hormonas generadas por el ejercicio.