Pero la salud como tal es lograda, mantenida y preservada en el individuo, en primer lugar de acuerdo con sus características biológicas y genéticas, y luego de acuerdo con sus condiciones ambientales.
Esto último quiere decir que sus relaciones con todo lo que lo rodea, lo cual influenciará el grado de satisfacción de ciertas necesidades básicas tales como nutrición, abrigo, vivienda, etc.
Nuestra salud individual deberá ser excelente o cuando menos buena.
Esto es lo que ocurre a la mayor parte de las personas, es decir, gozan de buena salud El gozar de buena salud nos hace olvidar el valor de esa buena salud.
Tomamos como algo normal el valor de esa buena salud y no apreciamos cuánto vale para nosotros como individuos y como sociedad el hecho de estar saludables o enfermos.
Sólo cuando nuestra salud disminuye (aumento o disminución desproporcionada de alguna condición, por ejemplo, peso, velocidad de movimientos, memoria, condición anímica, etc.) es cuando nos percatamos de la importancia del estado normal de salud y entonces valoramos dicho estado de salud.
Entonces ¿cuanto vale la salud?
Esta es una pregunta que debe resolverse en primer término en el individuo. El individuo debe dar el máximo valor posible a su salud y no esperar a estar enfermo para entonces notar la diferencia y apreciar o valorar su estado anterior.
Quien recibe un golpe suave (algo poco doloroso y pasajero) casi no lo tomará en cuenta, le dará poco valor, pero quien sufre un infarto grave o es víctima de una dolencia terminal, dará un alto valor a la salud.
¿Cuánto es el precio de una analgésico para calmar el dolor suave? ¿Cuánto es el costo de recuperarse del infarto grave?
En estas preguntas hay dos conceptos (“precio y costo) que se apartan del concepto de valor.
En forma muy breve y simple podría decirse que costoes lo que se invierte (dinero, tiempo, trabajo y tecnología) en la producción de un bien o en la consecución de un objetivo.
Precio es lo que el interesado paga por ese bien u objetivo.
Valor es un concepto más elusivo, en el que hay criterios muy subjetivos, tales como necesidad, preferencia, cantidad, satisfacción, prioridad, urgencia, etc.
Un estado de buena salud Como lo normal es estar sano, saludable, sólo valoramos la salud cuando estamos enfermos y el valor aumenta con la gravedad de la enfermedad, y más cuando es crónica y mucho más aún cuando es terminal.
Las aseguradoras no valoran la salud, sólo tasan la diferencia entre el costo del tratamiento y el precio de la póliza, según el riesgo que represente el individuo.
Si gozamos de buena salud como individuos debemos tratar de lograr, mantener y mejorar nuestra buena salud Lógicamente, lo primero es la prevención, disminuyendo los riesgos de cualquier naturaleza; luego seguimiento (“monitoreo”) para evaluar y corregir cualquier alteración, y finalmente corrección (mitigación) de las alteraciones negativas.
Un conjunto de individuos de buena salud conforma una comunidad y por tanto una sociedad saludable, lo que a su vez conlleva a mejores condiciones de vida, mejor desarrollo social y económico y progreso en general.
En conclusión podríamos decir que la salud tanto del individuo como de la sociedad tiene costo y precio que se pueden estimar con alto grado de exactitud así mismo tiene un valor que no se puede calcular, estimar o medir, pues como se ha dicho anteriormente, depende de una serie de variables subjetivas que no permitirían generalizar dicho valor.