Saturday, September 14, 2024
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Superar la hipertensión resistente

Harvard Medical School

Esta afección es más frecuente entre los adultos mayores que luchan contra la hipertensión.

Hasta el 70% de los adultos mayores de 65 años tienen la tensión arterial alta (hipertensión). Se diagnostica cuando la presión sistólica (la cifra superior de una lectura de la tensión arterial) es igual o superior a 130 milímetros de mercurio (mm Hg) o la presión diastólica (la cifra inferior) es igual o superior a 80 mm Hg.

Los tratamientos farmacológicos habituales son los antagonistas del calcio, los inhibidores de la ECA, los antagonistas de los receptores de la angiotensina (ARA) y los diuréticos, administrados por separado o combinados.

Los antagonistas del calcio ayudan a relajar los vasos sanguíneos, los inhibidores de la ECA y los ARA bloquean una vía hormonal clave implicada en el aumento de la tensión arterial, y los diuréticos eliminan el exceso de sodio y agua del organismo.

Adoptar hábitos saludables que ayuden a reducir la hipertensión también es una parte importante de la estrategia de tratamiento, como perder peso, dejar de fumar, reducir la sal en la dieta y ser más activo.

Ayuda adicional

Sin embargo, algunas personas no responden a estas terapias. Si su tensión arterial se mantiene por encima de 130/80 mm Hg a pesar de tomar la mejor dosis que pueda tolerar de al menos tres medicamentos diferentes para la tensión arterial (siendo uno de ellos un diurético) y de seguir unos hábitos saludables, padece lo que se denomina hipertensión resistente.

“La hipertensión resistente suele tardar más en controlarse y requiere una evaluación más intensiva”, afirma la Dra. Naomi D.L. Fisher, directora del Servicio de Hipertensión del Brigham and Women’s Hospital, afiliado a Harvard.

“Prestamos una atención estrecha y cuidadosa a los pacientes con hipertensión resistente, ya que puede aumentar significativamente el riesgo de que una persona sufra un infarto de miocardio o un derrame cerebral”.

Alrededor del 20% de las personas con hipertensión luchan contra la hipertensión resistente, según las estadísticas más recientes de la Asociación Americana del Corazón.

Aun así, algunas personas pueden ser clasificadas como hipertensas resistentes cuando hay otros factores que mantienen elevada su tensión arterial. “Estos factores deben comprobarse antes de modificar la medicación”, dice el Dr. Fisher.

Por ejemplo, es posible que la persona no tome la medicación para la tensión arterial según lo prescrito. Puede que se salten dosis por olvido, por miedo a posibles efectos secundarios, porque no creen que el problema sea grave o porque no pueden permitirse las pastillas.

“Hable con su médico si tiene problemas para tomar la medicación”, dice el doctor Fisher. “El médico puede ofrecerte soluciones, como encontrar medicación más asequible, combinar pastillas o cambiar tu dosis para que sea más fácil de tomar”.

Otros problemas

Otro problema es el síndrome de la bata blanca. Las lecturas de la tensión arterial suelen realizarse en la consulta del médico o en una clínica médica.

Estos entornos pueden aumentar los niveles de ansiedad y disparar temporalmente la tensión arterial. Hay algunas formas de evitar este problema.

Por ejemplo, después de la primera lectura en la consulta, pida a la enfermera o al asistente médico que le tomó la tensión arterial que repita la medición al cabo de varios minutos para ver si ha cambiado.

También puede ayudar a calmar la ansiedad realizando varios minutos de ejercicios de respiración profunda antes de la lectura.

Otra opción es tomarse la tensión en casa con un tensiómetro. Si padece hipertensión, las directrices recomiendan que se mida la tensión arterial por la mañana y por la noche durante una semana, siempre antes de tomar la pastilla, y que después comparta la información con su médico.

Lo que sigue

Su médico también explorará otros problemas subyacentes que pueden contribuir a la hipertensión resistente. Por ejemplo:

Apnea del sueño. Esta afección tan frecuente se caracteriza por pausas repetidas en la respiración -que pueden durar desde unos segundos hasta un minuto- mientras se duerme.

Las investigaciones han descubierto que la apnea del sueño puede cuadruplicar las probabilidades de padecer hipertensión resistente entre las personas con alto riesgo de cardiopatía.

El alcohol. Beber en exceso puede elevar la tensión arterial.

“Los hombres deben limitar su consumo a no más de dos copas diarias”, dice el doctor Fisher.

AINE. Los antiinflamatorios no esteroideos (AINE) -analgésicos de venta libre como el ibuprofeno (Advil, Motrin) y el naproxeno (Aleve)- pueden elevar la tensión arterial sistólica entre 2 mm Hg y 5 mm Hg. “Si tomas más de una dosis ocasional para controlar el dolor, debes comentarlo con tu médico”, dice el doctor Fisher.

El médico también puede comprobar si existen afecciones médicas específicas que puedan afectar a la tensión arterial, como una enfermedad renal o un problema en una o ambas glándulas suprarrenales.

Una vez comprobadas todas estas condiciones, el médico puede tomar otras medidas para tratar la hipertensión resistente.

Entre ellas, reexaminar sus hábitos de vida, aumentar la dosis de su medicación actual (si es posible) o añadir un cuarto fármaco de otra clase, como un antagonista de los receptores de mineralocorticoides, como la espironolactona (Aldactone) o la eplerenona (Inspra), que inhibe las acciones nocivas de la hormona suprarrenal aldosterona.

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Dr. Benjamin Díaz Curiel

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