Harvard Medical School
Aprender a escuchar y validar a los demás puede ayudarte a superar conversaciones difíciles.
Brittany Jordan-Arthur estaba en desacuerdo con su hija de 7 años una mañana reciente. La niña no quería salir por la puerta para ir al campamento de verano y buscaba cualquier excusa para quedarse.
Pero en lugar de expresar exasperación o enfado -sabiendo que eso haría que su hija se atrincherara aún más- Jordan-Arthur, psicóloga del Hospital McLean, afiliado a Harvard, decidió utilizar una valiosa técnica de comunicación: la validación.
Como muchas otras habilidades, cuanto más se practica la validación, más fácil resulta aplicarla cuando más se necesita. Esto es lo que hay que saber y hacer.
¿Qué es la validación?
La validación es un enfoque que puede ayudar a las personas a sentirse escuchadas y comprendidas, y resulta especialmente útil cuando se atraviesan situaciones con una gran carga emocional.
Validar a alguien demuestra que entiendes sus sentimientos y su punto de vista, aunque no estés de acuerdo. Genera confianza y ayuda a la otra persona a sentirse apoyada y abierta a discutir soluciones.
Y eso es precisamente lo que ocurrió en el caso de Jordan-Arthur con su hija.
“Simplemente me senté con ella y le dije: ‘De verdad que no quieres ir’. Fue un gran ejemplo de decir: ‘Te escucho’, y al final no le dije que tenía que ir o por qué; ella misma llegó a esa conclusión”, dice Jordan-Arthur.
“Salimos por la puerta sin necesidad de explicaciones”.
Muchos intentan la validación pero no lo consiguen
La validación es fundamental en un tipo de terapia verbal llamada terapia dialéctica conductual (TDC), dirigida a personas que experimentan emociones muy intensas.
Muchas personas utilizan algunos aspectos de la validación en sus comunicaciones cotidianas con familiares, amigos y compañeros, pero no suelen conseguirlo, afirma Jordan-Arthur. ¿Cómo?
“Se lanzan a la resolución de problemas, dicen algo que valida, pero enseguida le dicen a la persona lo que debería haber hecho o lo que debería hacer a continuación”, explica. “No dejan que la validación se asimile. Es como ponerse crema antiprurito y quitársela inmediatamente”.
¿Cómo puedes ofrecer validación?
Jordan-Arthur comparte estos consejos para validar a otra persona:
- Dedícale toda tu atención.
- Mantén el contacto visual y asiente adecuadamente con la cabeza, diciendo “eh” mientras muestras tu interés.
- Refleja lo que has oído reafirmando su mensaje, por ejemplo: “Parece que hoy te sientes peor que ayer en esta situación”.
- Verbaliza lo tácito, como “He oído que sientes que no puedes hacer nada por culpa de este obstáculo” o “Parece que estás frustrado”.
- Dale tiempo para que funcione. Deja que la validación se asimile antes de intentar resolver el problema.
¿Consiente la validación un comportamiento problemático?
La validación no es lo mismo que aprobar el comportamiento malo o frustrante de alguien, señala Jordan-Arthur. No es lo mismo que tranquilizarles cuando no es apropiado.
“Puede que tengas miedo de comunicar que apruebas su comportamiento o que estás de acuerdo con sus acciones o elecciones”, dice. “Pero si te detienes y validas cómo se siente alguien en el momento, antes de que se tome una mala decisión, validar logra exactamente lo contrario”.
En su lugar, prueba esta frase:
- He oído que esto es importante para ti”.
- “Entiendo que esto te haya disgustado/difícil/miedo”.
¿Cómo puedes validar a los adolescentes?
Validar a los adolescentes no es muy distinto de las tácticas que Jordan-Arthur utilizó con su hija de 7 años, sólo que los problemas tienden a ser mayores.
Por ejemplo, los adolescentes a menudo se sienten atrapados con profesores que no les gustan o se quejan de que los profesores parecen demasiado severos.
“Los padres tienen muchas ganas de decir: ‘Oh, el profesor no es tan malo’ o ‘Seguro que tiene buenas intenciones’, defendiendo al profesor y su punto de vista”, dice Jordan-Arthur.
“Lo más probable es que, cuando un niño sea adolescente, también tenga esa habilidad, pero le va a costar un momento llegar a ella”.
Esto es lo que hay que decir en su lugar:
- “He oído que no te sientes respetado”.
- “Es muy difícil sentirse impotente”.
- “Es difícil sentir que tu profesor tiene control sobre lo bien que te va en clase”.
“Puedes validar sus sentimientos incluso si crees que el profesor está siendo respetuoso”, añade Jordan-Arthur.
¿Cómo validar a los adultos?
Validar a otros adultos en tu vida profesional o personal implica un enfoque muy parecido. Por ejemplo, a un compañero que se siente infravalorado en la oficina, puedes decirle:
“Tiene todo el sentido del mundo que te sientas frustrado. Sé lo importante que es tu trabajo para ti”.
Si estás discutiendo con tu cónyuge o pareja, puedes creer que son sinceros, dice Jordan-Arthur, a pesar de la diferencia de opiniones. Prueba a decir:
“Me doy cuenta de que este tema es muy importante para ti y quieres que preste atención a lo que dices”.
También conviene prestar atención al lenguaje corporal de la otra persona en los momentos acalorados.
Después de validarlos -pero antes de ofrecer una posible solución a un problema-, busca indicios de que se están calmando, como respirar y gesticular más despacio.
“Animo a la gente a contar hasta 10 mentalmente, porque tendemos a precipitarnos y a no esperar a que la otra persona sienta esa validación”, dice. “Si hacemos eso, a menudo superarán la idea de que ‘esta persona me ha hecho daño’ y empezarán a resolver el problema por su cuenta”.