A continuación, los investigadores hicieron un seguimiento de los participantes durante dos décadas para ver cuáles desarrollaban demencia.
El estudio reveló que las personas que consumían la mayor cantidad de fibra diaria tenían los índices más bajos de demencia.
Lo contrario también era cierto: los que consumían menos fibra tenían las tasas más altas.
En concreto, el grupo de bajo riesgo consumía una media de 20 gramos diarios, mientras que los de mayor riesgo sólo consumían una media de 8 gramos.
(El USDA recomienda que los hombres mayores de 50 años consuman 30 gramos de fibra al día).
Los investigadores especularon que podrían estar en juego varios mecanismos.
Por ejemplo, las dietas ricas en fibra ayudan a reducir el peso y la presión arterial, cambios que protegen contra la demencia vascular (una disminución de la capacidad de pensar causada por la reducción del flujo sanguíneo al cerebro).
La fibra también aumenta las bacterias buenas en el intestino, lo que podría reducir la inflamación del cerebro a través de una conexión llamada eje cerebro-intestino.
El estudio sólo mostró una asociación y no puede probar que las diferencias en la fibra dietética fueran responsables de los cambios en el riesgo de demencia.
Sin embargo, pone de relieve otra forma en que la dieta podría contribuir a la salud del cerebro. Los resultados fueron publicados en línea el 6 de febrero de 2022 por Nutritional Neuroscience.