Los investigadores analizaron los hábitos de caminar de más de 1.200 personas con osteoartritis de rodilla (con una edad media de 63 años y un 45% de hombres).
Se les preguntó con qué frecuencia caminaban para hacer ejercicio desde los 50 años de edad y si tenían dolor frecuente en la rodilla. Se realizaron radiografías para evaluar el daño estructural de la rodilla.
Los investigadores examinaron primero a los participantes que no declaraban tener dolor de rodilla con frecuencia.
Descubrieron que, en este grupo, los que caminaban para hacer ejercicio tenían menos probabilidades de desarrollar dolor de rodilla (26%) en el seguimiento realizado ocho años después, en comparación con los que no caminaban para hacer ejercicio (37%).