Wednesday, September 10, 2025
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¿Podemos medir la rapidez con la que envejece nuestro cuerpo?

Harvard Medical School

Todos lo hemos visto: algunas personas parecen mucho más jóvenes o mucho más mayores de lo que aparentan. Y probablemente todos nos hemos mirado al espejo, hemos visto lo viejos que parecíamos por fuera y nos hemos preguntado cuántos años teníamos por dentro.

¿Existe alguna forma de medir la rapidez con la que envejece nuestro cuerpo? En caso afirmativo, ¿esta medición nos dice algo importante, como la probabilidad de que desarrollemos enfermedades relacionadas con la edad, como las cardiopatías, muchos tipos de cáncer y la demencia?

Hasta cierto punto, sí: en los últimos 30 años, los avances científicos han empezado a permitir medir nuestra edad biológica.

Una técnica bien establecida consiste en medir la longitud de los telómeros, los extremos de los cromosomas en el interior de cada célula. Las personas cuyas células tienen telómeros más cortos son más propensas a padecer enfermedades relacionadas con la edad.

Otra técnica bien establecida es medir algo llamado reloj epigenético, una evaluación de qué genes están activados o desactivados.

En agosto de 2024, la revista Nature Medicine publicó un estudio en el que se informaba de un nuevo enfoque posible gracias a un notable avance científico en un área conocida como proteómica: la capacidad de medir los niveles de miles de proteínas en una pequeña muestra de sangre.

Un equipo internacional midió los niveles de casi 3.000 proteínas en la sangre de más de 45.000 personas del Reino Unido.

Comprobaron que los niveles de unas 200 proteínas predecían la edad cronológica (real) y que las personas cuya «edad proteómica» era superior a la real tenían más probabilidades de sufrir deterioro de la función física y cognitiva y enfermedades relacionadas con la edad. Incluso encontraron marcadores del envejecimiento de órganos corporales específicos.

Por último, demostraron que el «reloj proteómico» que habían desarrollado a partir del estudio de personas que vivían en el Reino Unido también predecía el envejecimiento biológico en un gran número de personas de China y Finlandia.


Ahora que disponemos de medios para medir la rapidez con la que envejece nuestro cuerpo, ¿nos ayudará este conocimiento a ralentizar el proceso? Es posible que el patrón proteínico desvelado por este estudio proporcione pistas que conduzcan a tratamientos antienvejecimiento: ya hay empresas de biotecnología trabajando en ello.

También es posible que las personas relativamente jóvenes a las que se diga que envejecen más rápido que otras se convenzan de hacer cambios en su estilo de vida que ralenticen el proceso de envejecimiento.

Sin embargo, aún está por ver si estos nuevos conocimientos aportarán alguna de estas ventajas.

Lo que está claro es que estamos entrando en una nueva era en la que pruebas como ésta, y tecnologías (desde relojes inteligentes a dispositivos más sofisticados) que miden continuamente determinadas funciones corporales, pueden darnos información que antes no teníamos.

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Dr. Benjamin Díaz Curiel

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