Los investigadores examinaron trece estudios con un total de más de 5,3 millones de participantes.
Descubrieron que los dos trastornos emocionales más comunes, la depresión y la ansiedad, se asociaban a un riesgo un 25% y un 10% mayor de padecer afib, respectivamente.
El estrés laboral importante se relacionó con un 18% más de riesgo de fibrilación auricular, y la ira con un 15% más de riesgo.
Las personas con depresión y ansiedad tienden a tener niveles más altos de hormonas del estrés y de sustancias conocidas como biomarcadores inflamatorios en la sangre.
Según los autores del estudio, ambas sustancias pueden contribuir a alterar la actividad eléctrica y la estructura del corazón, lo que podría contribuir a la fibrilación auricular.