Wednesday, October 29, 2025
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¿Son los sustitutos de la sal una opción inteligente?

Harvard Medical School

Pregunta: Tengo la tensión alta y estoy intentando reducir mi consumo de sodio. ¿Debería considerar un sustituto de la sal que contenga potasio?

Respuesta: La respuesta es sí. Las investigaciones demuestran que sustituir la sal común por un sustituto de la sal que contenga potasio puede ayudar a reducir la tensión arterial y el riesgo de ictus. Pero también debe prestar atención al contenido de sodio de los alimentos que consume habitualmente y añadir a su dieta más frutas y verduras ricas en potasio.

Durante décadas, los estudios poblacionales han observado vínculos entre el sodio elevado y la hipertensión arterial. En concreto, se sabe que las dietas ricas en sodio pero pobres en potasio elevan la tensión arterial y aumentan el riesgo de enfermedades cardiovasculares (incluido el ictus) y de muerte prematura.

Ante estos datos, los investigadores han buscado formas de ayudar a las personas a reducir su consumo de sodio.

Una cosa que hago habitualmente y recomiendo a mis pacientes es mirar con atención las etiquetas de los alimentos en el supermercado. Es sorprendente la cantidad de sodio que contienen algunos alimentos. (A tener en cuenta: la Asociación Americana del Corazón recomienda no ingerir más de 2.300 miligramos [mg] de sodio al día en la dieta y lo ideal es acercarse a los 1.500 mg diarios).

Las carnes procesadas y muchas sopas enlatadas son notoriamente saladas, pero muchos otros productos tienen un alto contenido en sodio, incluidos algunos panes, cenas congeladas y condimentos. Las cantidades pueden variar bastante de una marca a otra. Por ejemplo, el sodio de una ración de salsa puede oscilar entre el 6% de la cantidad diaria recomendada y más del 20%.

Otra estrategia consiste en cambiar la sal de mesa común por un sustituto de la sal que sustituya parte del cloruro sódico por cloruro potásico. Hace varios años, unos investigadores reclutaron a casi 21.000 adultos de aldeas rurales de China y dieron a la mitad de ellos un sustituto de la sal que contenía un 25% de cloruro potásico.

A los demás se les dijo que siguieran consumiendo sal normal. Tenían una edad media de 65 años, la mayoría padecía hipertensión y el 73% ya había sufrido un derrame cerebral.

Tras un seguimiento de casi cinco años, las tasas de derrame cerebral, problemas cardiacos graves y muertes fueron ligeramente inferiores entre las personas que utilizaron los sustitutos de la sal. Y lo que es más importante, esas personas no eran más propensas a tener niveles elevados de potasio (un efecto secundario potencialmente preocupante).

A principios de este año, un nuevo análisis publicado en la revista JAMA Cardiology, centrado únicamente en los participantes con un ictus previo, reafirmó estos resultados.

En su próxima visita al supermercado, fíjese en los sustitutos de la sal, que a menudo se etiquetan como “lite” o bajos en sodio. Algunos contienen un 100% de cloruro potásico sin sodio, que, según algunas personas, tiene un regusto ligeramente amargo o metálico.

También es buena idea añadir a la cesta de la compra algunos productos ricos en potasio, como espinacas, boniatos, melón cantalupo, plátanos y aguacate.

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Dr. Benjamin Díaz Curiel

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