Harvard Medical School
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Algunas personas optan por ocultar su diagnóstico y tratamiento. He aquí por qué, y por qué a veces puede resultar contraproducente.
Zoe era nueva en su ciudad y en su trabajo como abogada en un bufete competitivo cuando se enteró de que tenía cáncer de mama. Al embarcarse en un régimen agotador que incluía cirugía, quimioterapia y radioterapia, la joven tomó una decisión sorprendente: sólo le contó a su jefe su crisis de salud, programó estratégicamente los tratamientos para evitar tomarse demasiados días libres y consiguió una peluca exactamente igual a su pelo natural.
Zoe mantuvo su diagnóstico en secreto no sólo para evitar la compasión o las preguntas inquisitivas, sino también la percepción de que podría estar demasiado enferma para asumir sus responsabilidades profesionales.
“No quería que el cáncer interfiriera en sus ascensos, y no fue así”, recuerda Cristina Pozo-Kaderman, psicóloga del Instituto Oncológico Dana-Farber, afiliado a Harvard. “Siguió sobresaliendo y se ganó los ascensos a pulso”.
Incluso en una época en la que algunas personas cuentan todo sobre su salud a todo el que quiera escucharles o en las redes sociales, una parte incontable de los dos millones de estadounidenses diagnosticados de cáncer cada año hacen exactamente lo contrario. En lugar de ello, ocultan la noticia y no revelan su diagnóstico, tratamiento y secuelas a nadie o sólo a unos pocos.
Aunque existen razones válidas tanto para la transparencia como para el secretismo, cada una presenta pros y contras distintos, afirma Pozo-Kaderman. Y el enfoque de una persona puede variar a medida que atraviesa la terrible experiencia.
“Al principio, tú mismo estás intentando procesar esta información”, explica. “No es un asunto de una sola vez: es un proceso, una trayectoria del cáncer”.
Motivos de privacidad
Muchos famosos han mantenido en privado sus diagnósticos de cáncer, al menos al principio. Entre los casos famosos de cánceres no revelados figuran la princesa Catalina de Gales (Kate Middleton), el icono de la música David Bowie, los actores Alan Rickman y Kathy Bates, y la escritora Nora Ephron. Al igual que estas luminarias, la gente corriente también puede querer evitar la atención extra que conlleva un diagnóstico de cáncer.
Pozo-Kaderman afirma que los enfermos de cáncer también pueden querer
- evitar la compasión o ser tratados de forma diferente
- evitar agobiar o alarmar a los demás
- proteger su trabajo
- sentirse en control de una situación incierta
- evitar preguntas indiscretas
- evitar ser juzgado si su cáncer está relacionado con su estilo de vida.
Aunque es difícil determinar quién es más propenso a ocultar el cáncer, Pozo-Kaderman ha observado diferencias culturales, religiosas y de edad. “En el caso de las personas mayores que crecieron cuando no se utilizaba la palabra ‘cáncer’ -cuando se llamaba ‘la Gran C’- se observan más dudas”, afirma.
Sin embargo, por lo general, la mayoría de los pacientes de cáncer que optan por el secreto lo hacen para protegerse a sí mismos o a los demás. No obstante, está bien dar prioridad al propio bienestar.
“Céntrate en utilizar tu energía para cuidar de ti mismo durante este proceso”, dice Pozo-Kaderman. “Establece límites para que los demás puedan ayudar, pero sin llegar a ser excesivamente intrusivo o involucrarse hasta un punto en que sea perjudicial para tu bienestar”.
Agilizar la comunicación
Incluso antes de escuchar las palabras: “Tienes cáncer”, es aconsejable identificar en quién estarías dispuesto a confiar durante tal escenario. “Cuando estás pasando por el proceso de diagnóstico, tu ansiedad va a estar por las nubes”, dice Pozo-Kaderman.
“Contar con una persona de confianza no sólo te ofrece apoyo, sino que es otra persona que puede absorber la información. Pueden ayudarte a recordar lo que se ha dicho y a hacer preguntas que quizá no se te hayan ocurrido porque estás muy abrumado.”
Cuando las personas con cáncer deciden contárselo a los demás, agilizar el proceso puede hacerlo menos desalentador. En primer lugar, responda a tres preguntas: ¿Quién debe saberlo? ¿Cuánto debo revelar? ¿Cuándo debo revelarlo? Usted es quien decide. “¿Cómo quieres desarrollar la narración?”. pregunta Pozo-Kaderman.
Compartir la noticia de un tumor maligno tampoco es necesariamente una cuestión de todo o nada. Algunas personas optan por informar sólo a un círculo reducido, mientras que otras difunden la noticia por todas partes, no sólo a las personas que ven a menudo, sino también por Internet.
“Es como un espectro”, explica Pozo-Kaderman. “Tenemos algunos pacientes que escriben en un blog y publican actualizaciones semanales paso a paso, así como personas que comparten su diagnóstico general y nada más. Otros simplemente dicen que están recibiendo tratamiento para algo, pero no dicen que sea cáncer”.
Una forma de simplificar la comunicación es redactar periódicamente mensajes de texto o de correo electrónico en grupo para mantener informados a los demás, asegurándote de señalar tus preferencias de contacto; por ejemplo, que agradeces las llamadas y los mensajes de texto, pero que es posible que no puedas responder.
También puede ser muy útil designar a una persona que se encargue de esta tarea, sobre todo en los abrumadores primeros días tras el diagnóstico. Ya sea un cónyuge, un pariente o un buen amigo, esta persona de confianza asumirá el papel de líder de comunicaciones, compartiendo actualizaciones y respondiendo a las preguntas de las personas que quieren saber cómo se siente o cuántos tratamientos le quedan.
“Pueden interferir con los demás y permitir que usted se centre en su recuperación”, afirma Pozo-Kaderman.
No ignore estos posibles síntomas de cáncer
El cáncer, segunda causa de muerte entre los estadounidenses, suele manifestarse de formas que pueden detectarse precozmente si se está alerta. Además de someterse a las pruebas de detección del cáncer de mama, de cuello de útero y colorrectal adecuadas a su edad, el Instituto Nacional del Cáncer aconseja mantenerse alerta ante los siguientes signos y consultar al médico si se observan
- cambios en la piel, como nuevos crecimientos, cambios en un lunar existente o bultos o protuberancias extraños
- cambios en las mamas, como la aparición de un bulto, cambios o secreciones en los pezones, o picor, enrojecimiento o formación de hoyuelos en la piel
- cambios en la vejiga, como sangre en la orina o dolor al orinar
- hemorragias o hematomas inexplicables
- cambios intestinales, como sangre en las heces
- tos o ronquera que no se resuelve
- fatiga grave y prolongada
- problemas neurológicos como dolores de cabeza, cambios en la visión o la audición, o cara caída
- pérdida o aumento de peso inexplicables.
Desventajas del secreto
A pesar del deseo de privacidad de una persona, el cáncer suele manifestarse de formas difíciles de ocultar, como la caída del cabello, la pérdida o ganancia excesiva de peso o la fatiga extrema. Si la gente no sabe la verdad, puede hacer suposiciones incorrectas sobre lo que está ocurriendo.
“Depende de cómo decidas afrontar los cambios físicos y la evidente alteración de tu vida y tus horarios si no puedes participar en diversas actividades”, afirma Pozo-Kaderman. “Cuando eso ocurre, estás haciendo una pausa en tu vida y eso dificulta mantener tu cáncer en secreto. No lo compartes, pero de todos modos la gente se pregunta qué está pasando”.
Algunas personas, sobre todo familiares, también pueden ver tu falta de transparencia como una violación de la confianza. Por ejemplo, ocultar una información tan importante a tus hijos o a tus padres mayores puede resultar confuso cuando noten cambios relacionados con el cáncer en tu aspecto o tu rutina y no sepan la causa.
“Puedes pensar que les estás protegiendo, pero en cierto sentido estás faltando a su confianza”, afirma.
Mantener el diagnóstico en secreto también plantea otras desventajas, como agravar los síntomas de estrés, ansiedad y depresión y aumentar la sensación de aislamiento social. “Al no compartir tu situación, te estás perdiendo toda la interacción social que sabemos que es buena para nosotros”, afirma Pozo-Kaderman.
“Me preocupa que alguien esté demasiado aislado y solo, porque el cáncer es una experiencia muy difícil de superar. La mayoría de la gente querría que al menos sus personas más cercanas lo supieran, y también quieren estar ahí para ti.”
Formas de apoyo
“Estar ahí” puede ser diferente para cada persona que quiera apoyarte en tu lucha contra el cáncer. Confiar en los demás significa tener a esas personas a las que recurrir para las necesidades prácticas y emocionales que probablemente surjan. Esto puede incluir:
- seguimiento de las citas y la medicación
- hacer preguntas importantes a los médicos sobre su tratamiento y registrar la información nueva
- llevarle o acompañarle a los tratamientos
- hacer recados
- proporcionar comidas cuando usted no pueda cocinar
- gestionar las facturas médicas.
“Durante el tratamiento del cáncer, a menudo se necesita ese tipo de ayuda”, afirma Pozo-Kaderman. “Otros pueden ofrecerte apoyo emocional, como escucharte desahogarte o cogerte la mano en un mal día”.
Formas de desconectar
Aunque hayas compartido tu diagnóstico con otras personas, puede haber momentos en los que no te apetezca hablar de ello. Es útil tener preparadas lo que Pozo-Kaderman denomina “frases de bolsillo” para acallar cualquier pregunta no deseada. Puedes decir:
- Estoy teniendo un día libre de cáncer.
- Compartiré más información en otro momento, pero hoy no.
- Gracias por preguntar. Yo estoy bien, pero ¿y tú?