Las migrañas no son sólo fuertes dolores de cabeza. El dolor pulsátil, normalmente centrado detrás de un ojo o una oreja, puede unirse a náuseas, vómitos, fatiga, niebla cerebral y aumento de la sensibilidad a la luz o el sonido que dura horas o días.
“Sabemos que la migraña está infradiagnosticada, lo que implica que está infratratada”, dice el Dr. Paul Rizzoli, director clínico del Centro de Cefaleas Graham del Hospital Faulkner Brigham and Women, afiliado a Harvard.
“Los que no han sido diagnosticados no son personas asintomáticas, sino que tienen síntomas activos pero no buscan atención ni reconocen que deberían hacerlo”.
Los nuevos enfoques con menos efectos secundarios -incluida una medicación más reciente dirigida a los aparentes mecanismos subyacentes de las migrañas- deberían animar a quienes retrasan el diagnóstico a buscar ayuda. “No hay necesidad de seguir adelante sin investigar todas las formas posibles de alivio”, dice el Dr. Rizzoli.
Desencadenantes hormonales
Los científicos aún no comprenden todas las causas de las migrañas. Pero está claro que suelen ser hereditarias y que pueden desencadenarlas factores como el estrés, los trastornos del sueño, el hambre o la deshidratación, ciertos alimentos o medicamentos, y las luces brillantes o los ruidos fuertes.
Y en el caso de las mujeres -a las que afectan tres veces más que a los hombres-, las hormonas parecen desempeñar un papel importante en cómo y cuándo empiezan -y cesan- estos dolores de cabeza.
“El cambio en los niveles hormonales que forma parte del ciclo menstrual suele ser un factor desencadenante, pero puede haber otras razones por las que la mera presencia de hormonas aumente la frecuencia de migrañas en las mujeres”, afirma el Dr. Rizzoli.
La mediana edad, en particular, suele ser un punto de inflexión.
Algunas mujeres empiezan a tener migrañas por primera vez, mientras que otras con dolores de cabeza de larga duración -que duran varios días o más cada mes- notan que empeoran, dice la doctora Amanda Macone, neuróloga y especialista en cefaleas del Centro Médico Beth Israel Deaconess, afiliado a Harvard.
Avances en el tratamiento
Incluso entre las personas que ayudan a controlar sus migrañas evitando los desencadenantes, los medicamentos son fundamentales. Los fármacos detienen las cefaleas en curso o impiden que se inicien.
Las opciones tradicionales para abortar los episodios de migraña incluyen triptanes como el sumatriptán (Imitrex, Treximent) y alcaloides del cornezuelo del centeno como el mesilato de dihidroergotamina (Trudhesa), que detienen los ataques de migraña estimulando los receptores cerebrales de serotonina.
Otros son los analgésicos de venta libre, como la aspirina, el ibuprofeno (Advil), el naproxeno (Aleve) o el paracetamol (Tylenol).
Para prevenir el dolor de cabeza, los médicos suelen recetar ciertos medicamentos anticonvulsivos, como topiramato (Topamax) y valproato sódico (Depakote), o betabloqueantes, como nadolol (Corgard) metoprolol (Lopressor, Toprol XL).
Las inyecciones de toxina botulínica (Botox) ofrecen una opción potencial para las personas con migraña crónica (15 o más dolores de cabeza al mes).
Pero en los últimos años han aparecido tratamientos específicos que funcionan mejor y tienen menos efectos secundarios. “Tenemos que atajar el dolor de cabeza en su origen”, dice el Dr. Rizzoli, “y los medicamentos habituales que tenemos no funcionan para todo el mundo”. He aquí las nuevas opciones más prometedoras:
Bloqueantes del CGRP. Estos fármacos interfieren con una proteína llamada péptido relacionado con el gen de la calcitonina (CGRP) que puede desencadenar inflamación y dolor alrededor de la cubierta del cerebro.
Las formulaciones incluyen atogepant (Qulipta) y Rimegepant (Nurtec), un comprimido diario; erenumab (Aimovig) o fremanezumab (Ajovy), una inyección que se administra uno mismo una vez al mes; y eptinezumab (Vyepti) o galcanezumab (Emgality), administrados en un centro sanitario en forma de infusión cada tres meses.
“Todos funcionan según el mismo principio”, afirma el Dr. Rizzoli.
“El CGRP forma parte de la secuencia de acontecimientos que inicia un dolor de cabeza. Si podemos bloquear el CGRP, podemos bloquear el desarrollo de un dolor de cabeza.” Los efectos secundarios son raros, añade, y “eso es un gran avance”.
Aerosoles nasales. Administrar medicamentos contra la migraña por la nariz no es nuevo. Pero Trudhesa está disponible en una nueva formulación nasal del bien establecido fármaco alcaloide del cornezuelo de centeno mesilato de dihidroergotamina, que aún está disponible en una versión anterior en aerosol nasal (Migranal).
Destaca por su rápida absorción en el cerebro, lo que lo convierte en una terapia útil para detener una migraña en curso.
Terapia de luz verde. La exposición a la luz verde -a diferencia del rojo, el azul u otros colores- puede acortar o evitar una migraña. No es un método independiente, pero las investigaciones de Harvard sugieren que la luz verde es la más calmante del espectro, dice el Dr. Rizzoli. Existen lámparas y gafas de luz verde en el mercado.