Para encontrar estas respuestas, muchas personas mayores recurren a prácticas religiosas o espirituales. Pero los beneficios de este tipo de compromiso pueden llegar mucho más lejos.
“Las investigaciones siguen demostrando que las personas que adoptan algún tipo de comportamiento religioso o espiritual son más felices y tienen menos problemas de salud“, afirma VanderWeele. “Parece que lo que es bueno para el alma suele ser bueno para la mente y el cuerpo”.
Comparar prácticas
Las palabras religioso y espiritual suelen utilizarse indistintamente, pero existen diferencias. La religión suele definirse como un conjunto específico de creencias y prácticas organizadas, generalmente compartidas por una comunidad o grupo y basadas en tradiciones, historia e instituciones.
En comparación, la espiritualidad es más una práctica individual. Tiene que ver con tener una sensación de paz y propósito, aunque también puede formar parte de una comunidad compartida.
“La espiritualidad también está relacionada con el desarrollo de creencias sobre el sentido de la vida y la conexión con los demás, el mundo y la naturaleza”, afirma VanderWeele.
Aunque muchas personas se identifican como religiosas y espirituales, una encuesta reciente del Pew Research Center afirma que el 27% de los adultos se consideran espirituales pero no religiosos.
La forma en que las personas practican su religión o espiritualidad también varía. Pueden asistir a servicios religiosos, participar en actividades y debates de grupo, estudiar en privado, rezar o meditar.
Mejor vida, mejor salud
Los estudios han demostrado que el compromiso religioso o espiritual se asocia a una vida más larga y saludable, menos depresión y menos abuso de sustancias.
“Los estudios actuales sugieren que participar en una comunidad religiosa o espiritual al menos una vez a la semana es especialmente poderoso“, afirma VanderWeele.
Los investigadores señalan a menudo tres características que tienen el impacto más significativo en el bienestar. Veamos cada una de ellas.
Participación comunitaria. El entorno comunitario es quizá el mayor atractivo de las prácticas religiosas y espirituales.
“Ayuda a reorientar a las personas con valores comunes compartidos, lo que puede fomentar más interacciones sociales”, afirma VanderWeele. Numerosos estudios han demostrado que una vida social intensa está relacionada con un menor riesgo de depresión, demencia, enfermedades cardiacas y muerte prematura.
Encontrar un propósito. Una consulta puede explorar cuestiones sobre el papel de cada uno en el mundo y ayudar a las personas a encontrar su propósito. “Un fuerte sentido del propósito significa el deseo de seguir persiguiendo metas, sentir que la vida vale la pena y tener un entusiasmo general por vivir”, dice VanderWeele.
“Una práctica religiosa o espiritual suele ayudar a las personas a identificar lo que es más importante para ellas ahora y lo que quieren conseguir en el tiempo que les queda“. Según algunas investigaciones, las personas con un mayor sentido del propósito tienden a vivir más tiempo y tienen menos riesgo de sufrir un infarto de miocardio o un ictus.
Superar los momentos difíciles. Las prácticas religiosas o espirituales pueden ayudar a las personas a atravesar tiempos turbulentos.
“La gente suele confiar en sus prácticas para obtener el apoyo emocional, la perspicacia, la sabiduría y la claridad que necesita cuando se enfrenta a contratiempos”, dice VanderWeele.
Las prácticas son especialmente beneficiosas cuando alguien se enfrenta a una enfermedad grave, como tener que tomar decisiones médicas difíciles, según una revisión sistemática publicada en línea el 12 de julio de 2022 por JAMA.
Los investigadores sugirieron que la religión y los antecedentes espirituales de un paciente se incorporen a los planes de tratamiento, ya que pueden ayudar a las personas a sentirse conectadas con su atención médica y aumentar su sensación de control.
¿No eres religioso ni espiritual?
Según Tyler VanderWeele, catedrático de Epidemiología de la Escuela de Salud Pública T.H. Chan de Harvard, puedes aprovechar los beneficios para la salud de las prácticas religiosas o espirituales participando en estructuras sociales similares.
Por ejemplo, ofrécete como voluntario para una organización o causa favorita en la que es probable que encuentres personas con intereses afines. “O únete a un club de lectura, un club de hombres u otros grupos que fomenten la conversación y el debate y el intercambio de ideas y valores”, dice VanderWeele.
“Cualquier cosa que pueda imitar tanto el aspecto social como los estímulos mentales y emocionales podría ser bastante eficaz”.