Esta experiencia pandémica colectiva transformó nuestras viviendas en mini laboratorios de pruebas médicas.
Pero también puso de manifiesto las ventajas de poder comprobar si padecemos enfermedades que puedan orientar nuestras acciones a corto plazo -por ejemplo, aislarnos para evitar contagiar a otros– o incluso guiar nuestras decisiones sanitarias en los años venideros.
Una nueva encuesta representativa a escala nacional muestra que casi la mitad de los estadounidenses de más edad han utilizado al menos un tipo de prueba sanitaria casera.
En la encuesta, que forma parte del Sondeo Nacional sobre Envejecimiento Saludable de la Universidad de Michigan, participaron 2.163 adultos de entre 50 y 80 años a los que se preguntó por Internet o por teléfono en julio de 2022.
Las pruebas COVID rápidas ciertamente cambiaron el apetito por las pruebas en el hogar. Pero este tipo de pruebas han estado disponibles durante décadas, sólo creciendo en variedad y fiabilidad. ¿Recuerdas haber orinado en un palo para saber si estabas embarazada?
Ahora también puedes analizar tu ADN, revelar infecciones del tracto urinario (ITU) o de transmisión sexual (ITS), predecir la ovulación y saber si estás en la transición a la menopausia. Puedes medir el colesterol y los niveles de azúcar en sangre, descubrir sensibilidades alimentarias y buscar signos de cáncer colorrectal.
Éstas son sólo algunas de las docenas de enfermedades que estas pruebas pueden detectar, diagnosticar o controlar. Pero las pruebas médicas caseras también presentan claros inconvenientes.
“Creo que estas pruebas pueden ser útiles, pero hay que tener en cuenta sus limitaciones“, afirma el Dr. Daniel Sands, médico de atención primaria del Centro Médico Beth Israel Deaconess, afiliado a Harvard.
“En biología humana, más información no siempre es mejor, a menos que sea información perfecta, y la mayoría de las pruebas no lo son”.
Resultados procesables
Es bastante sencillo obtener pruebas en casa, con diversos kits disponibles en línea o en tiendas. Muchos se pueden comprar sin receta, mientras que otros deben ser autorizados por un médico.
La mayoría consisten en tomar una muestra de un fluido corporal -saliva, mucosidad, sangre u orina- y aplicarla a los materiales del kit. Algunas pruebas proporcionan resultados inmediatos, mientras que otras deben enviarse por correo a un laboratorio.
La comodidad es una de las mayores ventajas, ya que ayuda a evitar las largas citas médicas.
Casi tres cuartas partes de los encuestados para la Encuesta Nacional sobre Envejecimiento Saludable afirmaron que las pruebas realizadas en casa les resultaban más cómodas que las que se hacían a través de sus médicos.
Algunas pruebas, aunque no todas, proporcionan información práctica, sobre todo a las personas que no tienen acceso a la atención médica o no están aseguradas.
En el mejor de los casos, las pruebas también impulsan una atención sanitaria proactiva, animando a la gente a tratarse antes, afirma el Dr. Sands.
Señala que las pruebas caseras de embarazo, infecciones de las vías urinarias e infecciones de transmisión sexual son especialmente útiles.
“Si no te sientes cómodo haciéndote la prueba de una ITS, prefiero que te informes en privado y que te pongas en contacto con tu médico para que te trate”, dice.
“El conocimiento es poder, y es bueno tener esa información, sobre todo cuando es procesable”, añade el Dr. Sands.
“De hecho, cuando no podemos ver a los pacientes cara a cara, como durante la pandemia, las pruebas domiciliarias pueden formar parte de lo que recomendamos para determinar qué puede estar pasando.”