La miopía es un problema creciente en todo el mundo. Mientras que un niño miope puede ver con claridad los objetos cercanos, los más lejanos se ven borrosos.
Según los expertos, parte de este creciente problema se debe a que los niños pasan demasiado tiempo dentro de casa mirando las cosas que tienen cerca, en lugar de salir y mirar las que están lejos.
¿Qué es la miopía?
La miopía es muy frecuente: afecta al 5% de los niños en edad preescolar, al 9% de los niños en edad escolar y al 30% de los adolescentes.
Pero lo que preocupa a los expertos es que en las últimas décadas su prevalencia mundial se ha duplicado, y durante la pandemia, los oftalmólogos han observado un aumento de la miopía.
La miopía se produce cuando el globo ocular es demasiado grande de delante hacia atrás. Los genes desempeñan un papel importante, pero cada vez hay más estudios que demuestran que existen factores de desarrollo.
El estereotipo del empollón que lleva gafas se confirma; las investigaciones demuestran que cuantos más años se pasa en la escuela, mayor es el riesgo de miopía.
Los estudios también demuestran, de forma aún más fiable, que pasar tiempo al aire libre puede disminuir el riesgo de que un niño desarrolle miopía.
¿Por qué el tiempo al aire libre puede influir en la miopía?
Aunque resulte sorprendente, tiene cierto sentido. A medida que los niños crecen y cambian, su estilo de vida afecta a su organismo.
Un niño desnutrido, por ejemplo, puede que no crezca tanto como si estuviera mejor alimentado. Un niño que desarrolla obesidad durante la infancia tiene muchas más probabilidades de padecer obesidad de por vida.
Y los ojos de un niño que siempre mira lo que tiene cerca pueden adaptarse a esta situación y perder parte de su capacidad para ver de lejos.
La miopía tiene consecuencias reales. No sólo puede causar problemas en las tareas cotidianas que requieren ver a más de unos metros de distancia, como ir al colegio o onducer, sino que las personas con miopía corren un mayor riesgo de ceguera y desprendimiento de retina.
Los problemas no siempre pueden solucionarse con unas gafas.
¿Qué pueden hacer los padres?
Asegúrese de que su hijo pasa tiempo al aire libre con regularidad, a ser posible todos los días. Es la mejor manera de asegurarse de que miran las cosas de lejos.
También es una forma estupenda de que sean más activos, obtengan suficiente vitamina D y aprendan algunas habilidades importantes para la vida.
Intenta limitar el tiempo que tu hijo pasa cerca de una pantalla. Hoy en día, muchas de las tareas escolares se realizan en pantallas, pero los niños también pasan demasiado tiempo jugando con dispositivos en lugar de jugar con juguetes, dibujar u otras actividades.
Establezca unas normas básicas. La Academia Americana de Pediatría recomienda no dedicar más de dos horas diarias a los medios de entretenimiento, y tiene un magnífico Plan Familiar de Medios para ayudar a las familias a conseguirlo.
Revise regularmente la vista de su hijo. La mayoría de los pediatras hacen revisiones periódicas de la vista, pero es importante recordar que las revisiones básicas pueden pasar por alto problemas visuales.
Es conveniente que su hijo se someta a un examen visual completo por parte de un oftalmólogo o un optometrista antes del jardín de infancia.
Llame al pediatra o al oftalmólogo de su hijo si observa signos de un posible problema de visión, como por ejemplo:
- sentarse cerca de la televisión o sostener aparatos cerca de la cara
- entrecierra los ojos o se queja de alguna dificultad para ver
- no ser capaz de identificar objetos lejanos (cuando salgan de paseo, jueguen al veo-veo y señalen cosas lejanas)
- evita o no le gustan las actividades que implican mirar de cerca, como hacer puzzles o mirar libros, lo que puede ser un signo de hipermetropía (hiperopía)
- inclinar la cabeza para mirar las cosas
- taparse o frotarse un ojo
- un ojo que gira hacia dentro o hacia fuera.
Si tiene alguna duda o preocupación sobre la visión de su hijo, hable con su pediatra.